Aunque sea de ladito, la guerra en la industria de los autos eléctricos está pasando por México; arranca desde Cuernavaca, con una escala en el DF, otra en Aguascalientes, y ya alcanza Nueva York. El futuro en la movilidad pública, por lo que se ve, viaja en taxi eléctrico, de Nissan, y tiene un nombre muy verde: LEAF, hoja, en español.

 

Todavía no sabemos muy bien cómo le ha ido al proyecto que Marcelo Ebrard le dio banderazo de salida, hace unos meses, cuando tres taxis LEAF iniciaron sus recorridos. Pero en Aguascalientes, el gobierno local anunció que adquirió una flotilla de 50 LEAF para iniciar su programa Transporte Verde Cero Emisiones. Sin embargo, a quien le ha ido muy bien es a Nissan, que se convirtió hace unas semanas en el primer proveedor oficial de vehículos eléctricos para los usuarios de taxis de Nueva York.

 

Con ello, la firma japonesa parece ser de las que tienen un mejor futuro en este nicho. Su LEAF, que tiene una autonomía de 160 kilómetros con una carga total, puede alcanzar una velocidad de hasta 120 kilómetros por hora. Son cifras muy razonables para un auto de su categoría; es decir, austero. En su nicho compite contra el Chevy Volt, de Chevrolet, y contra el Ford Focus EV. De hecho, el LEAF ofrece mayores prestaciones pues no es un sedán, sino una especie de minivan. Y lo más interesante es que el vehículo que estará circulando en su versión de alquiler en el DF, Aguascalientes y Nueva York, está hecho en México, en Cuernavaca.

 

La versión de Nissan del vehículo eléctrico se enfrenta al reto de vencer la resistencia de los compradores; no sólo por el precio (que podría ser de entre 315 mil y 470 mil pesos, una vez que salga al mercado mexicano, pues en Estados Unidos ya se vende), sino también porque cada vez que llega una tecnología revolucionaria, se enfrenta al ataque de sus competidores.

 

Eso es algo que otras dos marcas, en este caso de lujo, tienen que enfrentar. Y me refiero a Tesla y Fisker, que fabrican autos deportivos eléctricos de lujo. Sus precios varían entre los 115 mil y 200 mil dólares. Ambas firmas estadunidenses se han enfrentado a sendas campañas de desprestigio en redes sociales, sobre todo en el tenor de que sus motores, cargados con baterías de litio, se sobrecargan y se incendian.

 

Otro jugador (en realidad hay muchos, casi cada marca comercial quiere tomar parte en este mercado, muy apetecible por los precios que alcanza cada unidad y su consiguiente rentabilidad) está en el juego no tanto por negocio, sino por amor al arte. Se trata de Neil Young, el cantante de folk y rock de origen canadiense (ex de Crosby, Still, Nash & Young). Desde su enorme rancho en California esta leyenda musical maneja los destinos de Lincvolt, un proyecto con el que pretende crear una nueva tecnología de “propulsión automotriz” a base de energía eléctrica.

 

Con el apoyo de empresas como Hard Rock y Oracle, Young quiere mezclar lo mejor de las tecnologías verdes para impulsar un vehículo híbrido, a base de combustibles derivados del etanol y con el empuje de la energía eléctrica.

 

El sueño de Young es que una empresa ya establecida venda automóviles que utilicen la tecnología de Lincvolt. El artista no lo ve como algo imposible y de hecho ya planea una gira en un auto (de diseño clásico, tipo un viejo Continental o Cadillac convertible) impulsado por energía 100% verde y con una ruta de los bosques del norte de California a la Casa Blanca. Young dice que quiere llegar a visitar a Barack Obama en su puesto de mando y convencerlo de que el verde es el camino. Tendrá que apurarse pues, la elección en Estados Unidos se está cerrando y podría ser que quien le abra la puerta sea Mitt Romney, el candidato republicano, más identificado con el poder que representan las petroleras tradicionales que con los soñadores verdes.

 

@alex_angeles