SAO PAULO. El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva minimizó ayer la importancia del escándalo de corrupción en su Gobierno destapado en 2005 que está juzgando el Supremo Tribunal Federal (STF) y que tiene en el banquillo de los acusados a varios de sus correligionarios.

 

Lula dijo que ni él ni el pueblo brasileño están preocupados por el juicio, sino por el resultado de las elecciones municipales en Sao Paulo y por la posibilidad de que el Palmeiras, un popular club de fútbol de la ciudad, descienda a segunda división.

 

“No estoy preocupado con eso ahora (con el juicio de las corruptelas), el pueblo tampoco está preocupado. Solo me preocupa si el Palmeiras bajará (a segunda división) y si Fernando Haddad va a ganar (las elecciones en Sao Paulo)”, dijo Lula a periodistas.

 

Hasta ahora Lula había evitado pronunciarse sobre el llamado “juicio del siglo”, que se desarrolla desde agosto en la máxima corte del país por una serie de corruptelas denunciadas en 2005 y en el que están implicados el entonces ministro de la presidencia, José Dirceu, el expresidente del PT José Genoino y el antiguo tesorero de la formación Delubio Soares, entre otros.

 

De los 37 acusados del caso, 22 ya han sido declarados culpables y el STF decide estos días si la cúpula del PT en la época fue responsable de esta red de corruptelas supuestamente tejida por el partido para sobornar a diputados y lograr la aprobación de proyectos legislativos.

 

Hasta ahora tres de los diez magistrados del Supremo han votado por la condena de Dirceu, Genoino y Soares, aunque otro juez encontró inocentes a los dos primeros.

 

Los seis magistrados que aún no se han pronunciado en esta fase del proceso, limitada a las acusaciones de corrupción activa, lo harán en una nueva audiencia convocada para el próximo martes.

 

El día de ayer se desarrollaron las elecciones municipales en 5 mil 568 localidades de Brasil. Los principales candidatos de las mayores ciudades del país, entre ellas de Sao Paulo y Río de Janeiro, votaron por la mañana, al igual que la mandataria Dilma Rousseff, que depositó su sufragio en Porto Alegre, capital del meridional estado de Río Grande do Sul, donde tiene su domicilio electoral.

 

Al depositar su voto, Rousseff afirmó que estas elecciones municipales son una “inmensa fiesta” y “un momento muy especial para Brasil” donde durante la dictadura militar (1964-1985) no hubo elecciones.

 

“Soy de la generación que no votó, es importante aunque la memoria individual de las personas vaya disolviéndose. Muchos nacieron en la democracia, pero muchos se acuerdan qué es no tener derecho al voto”, dijo la mandataria. EFE