“Vivo solo. Mi casa, este enorme casa en que estoy recluido desde hace treinta y cinco años, me protege contra los desperdicios callejeros…”

 

La última morada que habitó el escritor y humanista Alfonso Reyes, reúne gran parte de su acervo y las cosas que como artista, catedrático y embajador reunió a lo largo de su vida. Ubicada en la colonia Condesa del Distrito Federal es un tesoro al que capitalinos y visitantes pueden acceder.

 

Allí también lo despidieron por última vez sus amigos y familiares. Por ello su nombre. La Capilla Alfonsina reabre sus puertas como un templo y un pretexto para el diálogo con su era.

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Las casas de los artistas son sitios que vale la pena visitar. De entre sus afiches y espacios uno encuentra manías, maneras de disfrutar la vida.

 

Tras un trabajo de rehabilitación y mantenimiento, el recinto se renueva con una colección de casi 300 mil documentos relativos a su vida y obra y mas de 200 piezas de arte de su colección personal.

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En él, se encuentra parte de la primera mitad del siglo XX, de los modernistas, los contemporáneos, el México post revolucionario. Obras de Julio Ruelas, de Diego Rivera, de Clemente Orozco, de Roberto Montenegro, de Amado Nervo entre muchos otros, se exhibirán itinerantemente.

 

La Capilla Alfonsina, situada en General Benjamín Hill 122, retomará también actividades musicales, tertulias literarias, presentaciones de libros, diplomados de literatura.

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“Un rechinido provocativo y el cajón central de mi aparador se abrió como un labio que se adelanta. De su interior, un tintineo de cuchillos y tenedores, brotó una voz:

-¿Chamisso? – me dijo- ¿Se te puede hablar delante de estos señores?

De cómo Chamisso dialogó con un aparador holandés. Alfonso Reyes.

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