El contrabando de municiones de Estados Unidos recibe poca atención y resulta más difícil de detectar y detener que el tráfico de armas, reportó este viernes The Wall Street Journal (WSJ).

 

Las audiencias recientes en el Congreso han colocado el contrabando de armas a México en los encabezados de los diarios, en tanto que el flujo de municiones transfronterizo ha pasado relativamente desapercibido, indicó una nota publicada en el diario.

 

Una serie de arrestos recientes ha puesto en evidencia la intención de contrabandistas de traficar miles de cartuchos hacia México para rifles de asalto AK-47 y M16, modelos preferidos de los narcotraficantes mexicanos.

 

Las balas y municiones son más fáciles de esconder que las armas, además de que no son rastreadas luego de su venta, lo que hace más complicado detectarlas.

 

Asimismo, su trasiego transfronterizo no recibe la atención en Estados Unidos que el que obtienen las armas, en especial tras el programa de “Rápido y Furioso”, de acuerdo con el diario.

 

En la mayor parte del país, además, los vendedores de municiones no necesitan tener una licencia, como en el caso de las armas, y no requieren verificar si el comprador califica para adquirirlas.

 

La ley federal prohíbe la venta de municiones a menores de 18 años, convictos e inmigrantes indocumentados. Tampoco hay límite en el número de municiones que pueden adquirirse, ni los vendedores deben guardar un registro de las personas que las compran.

 

Por ello, la falta de información hace muy complicado perseguir legalmente los casos de contrabando de municiones en Estados Unidos, de acuerdo con The Wall Street Journal.