MOSCÚ. El Gobierno de la canciller alemana, Angela Merkel, calificó de “tragedia” para Bielorrusia la ausencia de oposición en el nuevo Parlamento de ese país tras las elecciones legislativas en las que resultaron ganadoras las fuerzas del presidente Alexandr Lukashenko.

 

Los comicios tuvieron lugar en un ambiente y unas circunstancias que imposibilitan unas elecciones libres, dijo Steffen Seibert, vocero del gobierno de Merkel, en ruda de prensa, en la que condenó enérgicamente el régimen de Lukashenko.

 

El portavoz gubernamental germano exigió la puesta en libertad de todos los presos políticos en Bielorrusia y el fin de la represión de las fuerzas opositoras por parte de las autoridades locales.

 

Igualmente condenó la obstaculización por el régimen de Lukashenko de la labor de la prensa, tanto bielorrusa como extranjera, y de los observadores internacionales llegados al país para controlar el desarrollo de los comicios.

 

La continuidad del régimen de Lukashenko, su política represora y la ausencia de oposición en el Parlamento son “una tragedia para el país y sus ciudadanos”, dijo finalmente Seibert.

 

Por parte de la oposición bielorrusa, cree que Occidente debe endurecer su postura hacia el presidente, Alexandr Lukashenko, después de que ningún opositor lograra un escaño de diputado en las elecciones legislativas del pasado domingo.

 

“Occidente debe cambiar de estrategia. La OSCE no puede venir cada vez que hay elecciones y decir lo que ya sabemos, que Bielorrusia no es una democracia. Ya está demostrado que esto no da ningún resultado”, aseguró desde Minsk Anatoli Lebedkó, veterano dirigente opositor.

 

Lebedkó cree que la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) debe ejercer más presión sobre el régimen bielorruso y abstenerse de enviar observadores en el futuro, si Minsk no introduce reformas democráticas.

 

En su opinión, Occidente también debe vincular directamente la continuación de la cooperación económica y humanitaria con la liberación de los presos políticos.

 

Al respecto, el primer líder de la Bielorrusia independiente, Stanislav Shushkévich, abogó asimismo por que Occidente sancione al régimen de Lukashenko.

 

“En Bielorrusia hay muchos presos políticos. Deben reforzarse las sanciones contra los funcionarios que procesaron a los opositores, pero éstas deben ser racionales. Shushkévich, que dirigió la antigua república soviética durante sus primeros tres años de independencia (1991-1994) antes de la llegada al poder de Lukashenko, también criticó a Occidente por no respaldar el boicot opositor a los comicios, lo que le restó fuerza.

 

“Según nuestros observadores, la participación durante los seis días de votación fue del 38 por ciento y no del 72 por ciento, como asegura la Comisión Electoral Central. Ha sido como un voto de censura al sistema”, dijo Lebedkó.

 

Por esta razón, el opositor denunció que por vez primera en Bielorrusia se ha recurrido al mecanismo de fraude conocido como “carrusel”, cuando las mismas personas votan en varios colegios a la vez. EFE