El crecimiento de 4.9% en la producción industrial anual a julio que ayer dio a conocer INEGI, ha hecho pensar que la esperada desaceleración económica para el segundo semestre del año puede ser más suave de lo que nos hemos imaginado.

 

Ayer los economistas se preguntaban si el dato anual anunciado -que superó en un punto porcentual la media de los pronósticos de los analistas- les supondría revisar al alza sus estimados de crecimiento para el PIB al tercer trimestre y, consecuentemente, sus previsiones económicas para 2012.

 

Lo cierto es que el excelente dato del comportamiento industrial ayudó a contagiar de optimismo a los mercados financieros locales provocando que el peso se apreciara frente al dólar como no lo había hecho en varias semanas atrás.

 

Si bien es cierto que el dinamismo de las exportaciones de la industria automotriz hacia Norteamérica es una de las causas más importantes en el impulso de la tasa anual de crecimiento del sector manufacturero (+5.4%), la noticia más significativa hacia adelante para el mercado interno es que el sector de la construcción, que en el primer semestre creció a 5% anual, registró en julio su mayor crecimiento anualizado (+6.8%) desde enero de 2011.

 

El comportamiento de la construcción es alentador no sólo porque está soportado por el dinamismo que registra la obra de infraestructura pública en los últimos meses del actual gobierno, sino también por los importantes proyectos privados en marcha especialmente en la construcción de plantas industriales y de inmuebles comerciales y de servicios, dinamismo que también se refleja en el crecimiento del saldo de la cartera crediticia bancaria al sector que en julio creció a una tasa de 14% anual.

 

Este buen desempeño en la construcción -junto con el observado en el comercio- si bien no será suficiente para mitigar todo el peso de la esperada contracción de las importaciones manufactureras y de materias primas estadunidenses en los meses por venir, sí será un amortiguador para el desempeño del mercado interno en el segundo semestre del año.

 

Tampoco hay que dejar de lado los reiterados señalamientos de la Reserva Federal estadunidense de reforzar sus estímulos monetarios para apuntalar la economía. La FED inicia hoy su penúltima reunión antes de las elecciones presidenciales, en la que se espera dé a conocer nuevas medidas de estímulo después de los sombríos datos laborales dados a conocer en los últimos días. Con todo, se espera que la economía estadunidense crezca entre 2.1% y 2.2% en el año.

 

Es probable que el buen dato para la industria a julio dado a conocer ayer, no alcance aún para convencer a los economistas de modificar al alza sus expectativas de crecimiento para el año que están en torno a 3.7% y hacen bien en un entorno aún incierto. Sin embargo creo que el dinamismo del mercado interno y las decisiones que se tomarán sobre la economía estadunidense serán suficientemente alentadoras como para que la economía mexicana crezca entre 3.4% y 3.6% en el segundo semestre, con lo que se alcanzará un rango de crecimiento de entre 3.8% a 4% para este año. Nada mal.

 

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