La única región del planeta que verdaderamente sostiene una intensa fase eliminatoria rumbo a la Copa del Mundo, es la CONMEBOL (abreviatura de la confederación que reúne a las diez selecciones sudamericanas).

 

Desde el proceso clasificatorio para Francia 98, se instauró un grupo único en el que todos enfrentan a todos tanto en casa como de visita; imposible eludir rivalidades, inevitable acudir a cada cancha del hemisferio: sea el estadio Hernando Siles de La Paz, Bolivia, con sus 3,600 metros de altura; sean los tradicionales Monumental de River en Buenos Aires o Centenario de Montevideo; sea el Defensores del Chaco paraguayo que reivindica en el nombre una vieja guerra con los bolivianos (los cuales tienen que chutarse la deshonra de ir a jugar ahí).

 

Tan largo calendario derivó en muchos corajes de parte de los clubes europeos (que, así, pierden a sus principales estrellas por muchos más partidos que antes) pero también en una competencia muy emocionante y abierta para todos, la cual genera cuantiosas ganancias a las federaciones de la región.

 

Disputada el viernes la séptima jornada rumbo a Brasil 2014, todos siguen aspirando a meterse al Mundial y una racha de dos partidos representa ahora mismo estar a las puertas del torneo o al fondo de la tabla.

 

Califican en total cuatro selecciones, al tiempo que la quinta jugará una repesca contra algún rival asiático. No estando Brasil (clasificado en automático por ser sede), la lógica diría que Argentina, Uruguay y Chile coparán los primeros tres puestos, y que después habrán de venir Colombia o Paraguay… Sin embargo, los futboles de Ecuador y Venezuela (única nación sudamericana que nunca ha acudido a este torneo) han crecido muchísimo y no sería ninguna sorpresa verlos en la próxima Copa del Mundo.

 

La diferencia esencial entre la eliminatoria de CONMEBOL respecto a las del resto del mundo, es que ahí no existe rival que sea cheque al portador, que garantice goleada, que implique seis puntos en automático. El común de las potencias europeas tiene en su grupo a algún San Marino, Andorra, Luxemburgo, Islas Faroe, Malta, Moldavia. Siempre en el hexagonal final de la CONCACAF se logra colar algún conjunto con evidente inferioridad. Lo mismo sucede en África o Asia y mucho más en Oceanía.

 

En Sudamérica, en tanto, todos saben que en cada visita se asoman al precipicio, que a la postre uno o dos puntos serán la diferencia entre ir o no al Mundial, que deben ir concentrados desde la fecha 1 si es que desean ser mundialistas.

 

El viernes pasado, Colombia goleó a Uruguay, Ecuador se impuso a Bolivia, Argentina a Paraguay y Perú a Venezuela. Todos ya han perdido al menos un cotejo, todos poseen aún posibilidades reales de meterse. Este martes, el más fuerte (Argentina) va a tierra de uno de los más débiles (Perú) y se sabe que todo puede pasar… Tan distinto a lo que sucede en el resto de las regiones rumbo al Mundial.

 

Si a eso añadimos el complejo mapa de rivalidades sudamericanas (Uruguay con Argentina, Argentina con Chile, Chile con Perú, Perú con Ecuador, Ecuador con Bolivia, Bolivia con Paraguay, Paraguay con Argentina, Argentina con Brasil, y un larguísimo etcétera), más la cercanía cultural y el pasado común, entonces tenemos una especie de ríspido torneo de liga cuatrienal que juegan los representativos de esta zona; con demasiadas cuentas pendientes, con demasiado premio en disputa.

 

@albertolati

 

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