Vladivostok, Rusia. La secretaria estadunidense de Estado, Hillary Clinton, reconoció hoy que existen diferencias entre Washington y Moscú sobre la crisis en Siria y reiteró que Estados Unidos y los países aliados continuarán apoyando a la oposición siria.

 

“Tenemos que ser realistas. No hay coincidencia de puntos de vista sobre Siria”, dijo Clinton al término de su reunión con el presidente ruso Vladimir Putin y el canciller Serguei Lavrov, en el marco de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).

 

Afirmó en rueda de prensa en Vladivostok, en el extremo oriente de Rusia, donde se celebró la cumbre del APEC, que una nueva resolución de Naciones Unidas sobre Siria que no tenga “consecuencias” carecería de sentido, pues el presidente sirio Bashar al-Assad la ignoraría.

 

Aseguró que Estados Unidos desea trabajar con Rusia en una nueva resolución sobre Siria, pero advirtió que Washington aumentará la presión para acabar con el régimen de al-Assad si la resolución carece de consecuencias en caso de incumplimiento.

 

“No tiene sentido aprobar una resolución sin consecuencias, porque ya hemos visto muchas veces que al-Assad la ignora y sigue atacando a su propio pueblo”, declaró Clinton, citada por la agencia rusa de noticias Itar-Tass.

 

El sábado, el ministro ruso de Relaciones Exteriores abogó por que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas apruebe el plan de paz acordado por las grandes potencias en junio pasado en Ginebra, el cual demanda un alto al fuego y una transición política.

 

Sin embargo, Clinton reconoció las diferencias con Rusia, país aliado de Damasco que al contrario que las potencias occidentales considera que no hay que pedir la partida de al-Assad, sino dejar que los sirios decidan por su cuenta.

 

“Si esas diferencias persisten, trabajaremos con países que comparten la postura de Estados Unidos sobre Siria y apoyan a la oposición siria para precipitar el día en que caiga al-Assad, para contribuir a preparar a Siria para un futuro democrático”, dijo Clinton.

 

Estados Unidos y sus aliados europeos se oponen a que al-Assad tenga un papel en la transición política de Siria y piden abiertamente su partida, mientras que Rusia insiste en que deben ser los sirios quienes decidan la formación de un eventual gobierno transitorio.