Tras la clausura de las convenciones nacionales Demócrata y Republicana, en que oficialmente fueron nominados a la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama y Mitt Romney respectivamente; se abre un período de 2 meses de intensa contienda electoral rumbo a las urnas el 6 de noviembre, en el que las minorías jugarán un papel central dentro de estas elecciones.

 

Si bien el ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, ha logrado congregar a gran parte del electorado de la clase media blanca republicana, decepcionada de las políticas económicas del presidente Obama y de sus leyes pro gay y pro choice, ha sido mínimo su poder de convocatoria entre el electorado latino y el afroamericano.

 

Según una encuesta de NBC News-Wall Street Journal, Romney cuenta con cero por ciento de apoyo del electorado afroamericano, mientras que Barack Obama le aventaja avasalladoramente con 94%.

 

De igual manera, el presidente prevalece como favorito entre los votantes latinos, ya que en intención de voto cuenta con 64% de apoyo comparado con apenas 30% o menos, para Romney, según la encuestadora Latino Decisions.

 

A pesar de que Obama no cumplió su promesa de llevar a cabo una reforma migratoria, al principio de su período presidencial cuando contaba con la mayoría demócrata en el Congreso, sigue contando con el apoyo de los latinos, quienes se encuentran más cercanos en experiencias de vida a las del Presidente que a las del multimillonario Romney.

 

Es así que Obama y los demócratas apuestan a que las minorías raciales y étnicas, especialmente los latinos, que están dominando el crecimiento nacional, les favorezcan en las urnas. No es de extrañarse que la noche del miércoles, durante la Convención Demócrata, tomara el micrófono Benita Veliz, una mexicana de 27 años que vive sin papeles desde los 8 años en San Antonio, Texas, y es activista por el Dream Act.

 

No todos votan

 

Sin embargo, hay que señalar que esta primera intención de voto entre el electorado latino, no necesariamente se traducirá en sufragios el 6 de noviembre, ya que de los 52 millones de latinos en EU sólo 23 millones son elegibles para votar, ya que no todos son mayores de edad, su situación migratoria es legal o son ciudadanos, aunque residan legalmente.

 

De estos 23 millones elegibles para votar, se proyecta que al menos 12.2 millones acudirán a las urnas, comparado con los 10.2 millones que sufragaron en las elecciones de 2008, mostrando un alza de 26%.

 

Por lo tanto, los factores clave para que se traduzcan en votos las intenciones de sufragio de los latinos y otras minorías son, principalmente: la elegibilidad y la participación.

 

 

 

Por cada 100 residentes latinos en los Estados Unidos, sólo 44 son electores mayores de 18 años y ciudadanos estadunidenses. En contraste, 78 de cada 100 residentes blancos son capaces de votar. Así que, a pesar de que las minorías están creciendo más rápido que los blancos en general, estos últimos son más fuertemente representados entre los votantes (71%) que en la población total (63%).

 

Otra complicación es que las minorías electorales son menos propensas a votar. En cada una de las dos últimas elecciones, el porcentaje de votantes de las minorías elegibles que votaron fue de 15 a 20% menor que la de los blancos. Las tasas de participación electoral fueron más pequeñas en comparación con el veloz crecimiento de la población latina. Como consecuencia de ello, la participación de los votantes blancos ha sido más grande de lo que es entre los votantes elegibles de grupos de las minorías.

 

Otro factor que puede hacer que se resten votos a ambos contendientes por la presidencia, pero principalmente a los demócratas, son las candidaturas independientes, pues como lo señala The New York Times, un creciente número de norteamericanos se identifican hoy en día como independientes; lo cual, sumado a la posibilidad de que un gran número de estadunidenses no acudan a las urnas, acrecienta el temor por la cercanía en intención de voto entre ambos contendientes.

 

La última encuesta de Pew Research Center, llevada a cabo entre el 16 y el de 26 julio entre mil 956 votantes registrados, indica que 51% apoya a Barack Obama y a Mitt Romne, 41%.

 

Es importante señalar que la identificación con un partido no se basa meramente en la procedencia racial a la cual pertenezca el electorado, pues no todos los latinos son demócratas, como ya lo evidenció el senador de origen cubano Marco Rubio en la Convención Republicana, ni todos los blancos de clase media son republicanos.

 

Se trata más de una coyuntura social y el carisma del candidato, lo cual lleva a los votantes a inclinarse más a uno u otro lado de la balanza, y no es un aspecto demográfico lo que determina. Por lo tanto, no hay ninguna medida certera para asegurar cual será el camino que tomen estas elecciones.

 

Por ejemplo, en los meses posteriores a los ataques terroristas del 11 de septiembre, las encuestas registraron un aumento sustancial en el porcentaje de estadunidenses que se llamaban republicanos.

 

Cualquiera que sea el escenario, las minorías van a ser fundamentales en noviembre. Si la base republicana blanca se vuelca a las urnas, los votos de los afroamericanos y las crecientes poblaciones latinas serán imprescindibles para la victoria demócrata en los estados con electorado en gran medida de blancos. La elección de 2012 será, con toda seguridad, una batalla de participación y su resultado dependerá en gran medida del entusiasmo de los bloques de votantes minoritarios.

 

En el caso de los latinos y su preferencia en voto, el escenario es desestabilizador, ya que se enfrentan a una disyuntiva, mientras que los republicanos se oponen en definitiva a legalizar a los indocumentados e incluso desean reformar sus leyes para que los nacidos en EU de padres ilegales no sean ciudadanos y sean deportados, los demócratas tampoco han hecho lo suficiente para aprobar plenas garantías a los latinos.

 

¿Qué será mejor, votar por un presidente que no cumplió sus promesas o votar por los que quieren echar de EU a todos los inmigrantes?