No pasa una semana en que Facebook no sea noticia. La red social más popular y con más usuarios en la actualidad no está pasando por su mejor momento. La falta de rentabilidad en su negocio por las constantes pérdidas en el mercado bursátil de Wall Street, con 50% menor de su valor inicial en mercado, ha obligado al equipo de Zuckerberg a ingeniárselas para acercar posibles inversores publicitarios. Para ello, han comenzado a limpiar su imagen, y como señalan, el primer paso implica “aumentar su integridad”.

 

La integridad y lavado de imagen pasa para Facebook por la búsqueda y caza de perfiles falsos y cuentas automatizadas (según los expertos, alcanzan cerca de 54 millones de usuarios, lo que significa casi 6%). Se lucha así contra los programas de spam que automatizan los likes en los comentarios cuando ni siquiera se han visualizado el video, el texto o la foto compartida. Facebook busca así eliminar aquellos “me gusta” que son obtenidos por cuentas falsas o “compras a granel”, es decir, pagar por recibir fans y likes. Con este objetivo, la red social señala que tendrán una medición más exacta, tanto en recuento viral como en datos demográficos. Este problema no solamente afecta a Facebook ya que Twitter y Google también tienen que hacer frente a las cuentas falsas y el spam en sus redes sociales, aunque en sus términos de uso, por ejemplo Twitter prohíbe la creación de cuentas falsas y la venta de seguidores.

 

Existen programas, como el creado por StatusPeople, que permiten ver el porcentaje de seguidores activos y verdaderos de cada cuenta de Twitter, y sobre todo, la proporción de seguidores que están inactivos o son falsos (usuarios humo). La magnitud de este fenómeno es tal que de la cuenta más popular en Twitter (@ladygaga) con casi treinta millones de seguidores, 43% de esos seguidores son falsos y 34% están inactivos. Por lo tanto, Lady Gaga únicamente tiene 23% de seguidores reales y activos, según Barracudalabs, empresa mundial líder en seguridad de redes. Las cuentas falsas suelen tener pocos seguidores o ninguno, y muy pocos tuits o ninguno. Y por el contrario, siguen a muchísimas cuentas.

 

Según el estudio de Barracudalabs, la compra de followers, seguidores para tener mayor visibilidad dentro de las redes sociales, se realiza indicando qué cuenta de Twitter se quiere inflar y se paga cerca de 18 dólares por cada mil seguidores, aunque los precios varían dependiendo del cuidado que ponga el vendedor en evitar ser descubierto. Este estudio también ha revelado que más de 11 mil personas han comprado followers para sentirse más populares, con un promedio de casi 50 mil falsos seguidores. La aplicación también permite revisar el estado de las cuentas de amigos o incluso de famosos. Únicamente hay que incluir su nombre de usuario en Twitter. Por ejemplo, Mitt Romney, aspirante republicano a la Casa Blanca, en un día obtuvo más de 140 mil seguidores en Twitter, de los que la mayoría tenía una antigüedad de tres meses, y 25% de ellos no llevaba ni siquiera un mes en esta red. También podemos señalar el caso de Obama, con 41% de seguidores falsos.

 

Si bien hace dos años, el gran público objetivo, la alta capacidad de segmentación y el elevado número de potenciales clientes convirtieron a Facebook en un reclamo fundamental para las empresas y anunciantes, hoy en día su mercadeo de likes fraudulento está provocando una auténtica crisis.

 

Esta lucha contra los “me gusta” y los perfiles zombies reforzaría la autenticidad de las cuentas y tiene el objetivo de lograr una comunicación más real, dice Facebook. Señalan que no es una estrategia de marketing para conseguir más publicidad, entendiendo que ésta efectivamente busca usuarios reales, sino recobrar la esencia del usuario comprometido, el principio de la identidad verdadera. ¿Quién les cree?

 

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