CHARLOTTE. Julián Castro, el joven alcalde de San Antonio (Texas), se convirtió la noche de ayer en el primer hispano en pronunciar el discurso principal en la noche inaugural de la convención demócrata y ocupará el mismo lugar que hace ocho años llevó al estrellato político al presidente de EU, Barack Obama.

 

Castro, hijo de una defensora de los derechos de los inmigrantes mexicanos, encarna el ejemplo del sueño americano, algo que buscó transmitir durante el discurso que ofreció este martes y en el que hizo énfasis en que los hispanos han contribuido a la “grandeza” de EU.

 

El alcalde, de 37 años, estará en el lugar en el que hace ocho años estuvo Obama, entonces un joven senador de Illinois prácticamente anónimo que cautivó al público en la convención demócrata de 2004 con su mensaje de esperanza.

 

Su ascendente carrera política como alcalde de una de las siete ciudades más grandes de Estados Unidos y los paralelismos de su vida con la del presidente lo han llevado a ser bautizado como el “Obama latino”.

 

En 2001 se convirtió, a los 26 años, en el concejal más joven de la historia de San Antonio y en el 2009 en el alcalde más joven de esa ciudad, la séptima mayor del país. Los votantes respaldaron su gestión en el 2011, cuando se impuso en los comicios a la alcaldía con un aplastante apoyo del 82%.

 

Al igual que Obama, Julián Castro es hijo de una madre soltera, Rosie Castro, quien con un sueldo de 19 mil dólares anuales logró que sus dos hijos gemelos estudiaran en las universidades de Stanford y Harvard, dos de las mejores del país.

 

Rosie Castro fue una conocida activista en los años 60 y 70 del grupo La Raza Unida en favor del movimiento “Chicano”, que usó ese término que daban a los mexicano-estadunidenses para luchar contra la discriminación y reivindicar el orgullo de su herencia.

 

Su madre solía llevarles a mítines y marchas de protesta, pero Castro asegura que a ninguno de los dos les vino de ahí su interés por la política. Su hermano Joaquín es congresista en la Cámara de Representantes de Texas.

 

Asegura que su interés por la política surgió tras ver las puertas que le abrieron en la Universidad de Stanford, tanto educativas como para acceder a buenos empleos, y eso le llevó a intentar acercar a sus conciudadanos esas oportunidades.

 

El periódico The New York Times lo define como pragmático y a veces impredecible: es católico pero ha apoyado la marcha “gay” de San Antonio y ha defendido el derecho de la mujer a acceder al aborto.

 

Castro está casado con Erica Lira Castro, profesora de secundaria, con quien tuvo una hija, Carina, en el 2009.

 

En el 2010 la revista Time lo incluyó entre los cuarenta políticos más destacados de Estados Unidos con menos de 40 años.

 

Su ascenso en el panorama político lo convierte en otro ejemplo del “sueño americano” y la plataforma que le brindará la Convención Demócrata lleva a pensar si tendrá un futuro tan prometedor como el de aquel senador de Illinois.