A dos años de su implementación, el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria (ANSA) muestra avances parciales para combatir el problema de la obesidad en el ambiente escolar en donde, según estudios, los niños ganan peso.

 

Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, señaló que diversos estudios demuestran que, en promedio, al ingresar a la primaria 5% de los menores tiene obesidad o sobrepeso, pero al egresar la cifra aumenta a 40%.

 

Papas, pastelitos, galletas, frituras y bebidas azucaradas son los alimentos disponibles dentro y fuera de los centros escolares  y los que prefieren los niños, indicó Xaviera Cabada, coordinadora de Salud Alimentaria de la asociación civil El Poder del Consumidor.

 

Estos y otros alimentos como los cereales, las barras y las aguas de sabor “light”, proporcionan 40% de las calorías que consumen los niños en edad escolar, de acuerdo con informes del Instituto Nacional de Salud Pública.

 

Ante este panorama, las secretarías de Salud y Educación Pública firmaron el ANSA en 2010 con el objetivo de detener el avance de estos padecimientos en la población de cinco a 19 años, además de revertir el crecimiento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños  de dos a cinco y desacelerar su crecimiento en la población adulta.

 

El domingo 19 de agosto, José Ángel Córdova Villalobos, titular de la SEP, admitió que 16% de las 201 mil escuelas en todo el país no cumplen con los lineamientos del ANSA para reducir el consumo de comida “chatarra” dentro de los planteles.

 

 

Ayer, en conferencia de prensa, los especialistas de la asociación civil a conocer los resultados de las diversas consultas realizadas con las 17 dependencias firmantes de los 10 compromisos contenidos en el acuerdo, los cuales muestran algunos avances que resultan insuficientes ante la dimensión del problema que afecta a más de un tercio de la población en educación básica.

 

El Poder del Consumidor envió más de 35 solicitudes de información pública a Conagua, CONADE, Cofepris, las secretarías de Agricultura, de Educación Pública, de Salud, de Marina, de la Defensa Nacional, de Economía, Hacienda, del Trabajo y Previsión Social, Desarrollo Social, PEMEX, ISSSTE, IMSSS y el  DIF.

 

La Secretaría de Salud, el principal actor del acuerdo, argumentó que no hay recursos necesarios para llevar a cabo las campañas mediáticas o echar andar los programas sociales dentro de las escuelas. A su vez, la Secretaría de Educación Pública contestó que no es la instancia de encargada de responder sobre los avances del acuerdo.

 

Respecto al primer objetivo: Fomentar la actividad física en la población en los entornos escolar, laboral, comunitario y recreativo con la colaboración de los sectores público, privado y social, la Secretaría de Salud respondió que “no se cuenta con recursos económicos suficientes para hacer campañas en medios masivos”.

 

Al respecto, la Comisión Nacional del Deporte (Conade) remitió que es responsabilidad de la SEP.

 

En cuanto al tercer compromiso: Disminuir el consumo de azúcar y grasas en bebidas, el DIF disminuyó dicho contenido en los desayunos escolares incluso desde 2009, antes de la firma del acuerdo. En cuanto a la SEP, logró sacar los refrescos de las escuelas, “sin embargo, por presión de las empresas, dentro de las escuelas se siguen consumiendo bebidas como néctares, jugos de soya, yogurts para beber, productos con altas cantidades de azúcar”, refirió la asociación.

 

El resto dio respuestas ambiguas o imprecisas, e incluso reservaron la información, como lo hizo la Conade con los datos sobre la ampliación de infraestructura deportiva en todo el país.