Tomando en consideración las crecientes crisis económicas del mundo y el malestar generalizado en torno a la economía, el mercado ilegítimo del narcotráfico cuenta con un flujo de dinero que aporta aproximadamente 11% de las exportaciones mexicanas, aunque es difícil tener una cifra exacta al ser un mercado económico que no puede contabilizarse por su naturaleza ilegal.

 

A pesar de dichas cifras, se pensaría que no han sido tiempos fáciles para el narcotráfico mexicano gracias a cierta disminución del consumo estadunidense por las drogas fuertes derivada de las campañas de prevención de adicciones y el impulso del gobierno americano en el combate frontal al narcotráfico, el cual ha disminuido en 40% en el primer trimestre del 2012, de acuerdo a datos del reporte mundial de drogas 2012.

 

De acuerdo al punto de vista de uno de los narcotraficantes más poderosos del país y responsable del 25% del tráfico de drogas ilegales entre México y Estados Unidos (Forbes, febrero 2012), Joaquín Guzmán Loera, su negocio no se ve afectado por dicha medida, ya que los jóvenes estadunidenses son más de fumar marihuana, producto el cual es importado casi en su totalidad desde México y en gran medida desde su cártel (The Economist, 21 julio 2012).

 

La flexibilidad de la industria de la droga en nuestro país se debe en parte a su exención de los derechos de importación arancelaria, derivado de la Convención única sobre estupefacientes, firmada en 1961 por parte de la ONU, con el propósito de prohibir la producción y el suministro de determinados estupefacientes (nominalmente) y medicamentos -a excepción de aquellos que tienen licencia para usos específicos, tales como el tratamiento médico y la investigación- y la cual prohíbe la regulación o la fiscalización de su producto en un mercado ilegal que aporta alrededor de cuarenta mil millones de dólares, en contraste a los casi ocho mil millones que genera el petróleo en México.

 

Los congresistas liberales de California propusieron en noviembre del 2010, con el respaldo del gobernador Schwarzenegger, la iniciativa de control y regulación de la cannabis con el fin de fiscalizar este negocio, del cual se recaudarían mil millones de dólares al año por la legalización.

 

Favoreciendo la ilegitimidad e impunidad de esta industria, lamentablemente para la situación que se vive en México, los conservadores votaron a favor de mantener ese negocio libre de impuestos, ante una eventual legalización que generaría más control sobre esta industria en el país con mayor consumo. Dicha política, de aprobarse, incentivaría además que el precio de la marihuana bajara, limitando así el ingreso millonario de los cárteles.

 

* Psicólogo y asistente de investigación en Contorno, Centro de Prospectiva y Debate.

 

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