“No creo que todos los niños que usan lentes sean inteligentes, tengo un compañero que los usa y es el más travieso del salón”, asegura Fernando, de 10 años.

 

Como éste existen otros mitos sobre las características que posee un buen estudiante: siempre obedece, se alimenta “muy bien” e invierte, después de clases, varias horas al estudio.

 

Pero esa creencia es errónea porque cada niño es diferente, según los expertos.

 

Un niño que no se mete en problemas, obtiene las mejores calificaciones, que estudia la mayor parte del día, que casi no juega con otros y obedece en todo al maestro y a sus padres sería el alumno ideal, sin embargo estas características podrían afectar su desarrollo personal.

 

Detrás un menor callado, con pocos amigos, puede haber un problema de socialización que le afectará en la edad adulta; aunado a eso, un niño que no se involucra en actividades físicas con sus compañeros, como jugar futbol, puede desarrollar sobrepeso.

 

Asimismo, aquél que  no cuestiona las órdenes de los profesores no podrá tomar decisiones en el futuro, por lo que la pedagoga Lilia Uribe Olivera, académica de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, de la UNAM, lamentó que la idea errónea del “buen alumno” siga prevaleciendo a pesar del paso de los años.

 

 

DELGADO O “LLENITO”

Uno de los mitos es que el niño “llenito”, que está “bien alimentado”, tiene un mejor desempeño en la escuela, refiere Griselle Paniagua, nutrióloga de la Dirección de Medicina del Deporte de la UNAM.

 

La realidad es que mientras más dulces y harinas refinadas consuman por la mañana estarán “como aletargados durante la clase”, porque para su cuerpo es más difícil metabolizar estos alimentos que una fruta o verdura, explicó la nutrióloga.

 

A pesar de que México ya no es el primer país con obesidad infantil, sino el cuarto después de Estados Unidos, Grecia e Italia, uno de cada tres niños entre cinco y 17 años la siguen padeciendo, de acuerdo al estudio Actualización sobre obesidad 2012”, de la OCDE.

 

Lo recomendable es  comer por lo menos tres veces al día, en cada una de las comidas se deben incluir proteínas como carne o huevo (30%), alimentos grasos como la leche (20%), carbohidratos y vitaminas, que se encuentran en cereales, fruta y verdura (50%).

 

Además pueden hacer dos lunch o colaciones entre comidas, las cuales no deben exceder 10% de la ingesta diaria de calorías; se les pueden dar semillas como nueces o cacahuates, fruta o verdura picada, yogurth o gelatina.

 

Las pequeñas de cuatro a ocho años deben consumir entre mil 200 y mil 800 calorías al día; los niños deben ingerir de mil 400 a dos mil. Asimismo, entre los nueve y 14 años las niñas deben consumir de mil 600 a dos mil 200 calorías y los jovencitos de mil 800 a dos mil 600; en esta etapa se necesita más energía porque se están en la fase de desarrollo.

 

Hay que atender la recomendación de Leslie, de nueve años, quien dice que “la mente se aplica más y vas bien preparado para la escuela” si comes y duermes bien.

 

 

DUERMEN POCO

El tiempo recomendable de sueño tanto para un niño como para un adulto es por lo menos de ocho horas. Hay niños que hacen la tarea por las noches o jovencitos que se desvelan por estar en internet y no descansan como debe ser, lo cual afecta a su rendimiento escolar.

 

Los pequeños en etapa preescolar, que tienen entre tres y cinco años, aproximadamente duermen 10 horas al día, los de primaria y secundaria regularmente duermen ocho horas, aunque hay algunos que están acostumbrados a tomar una siesta por la tarde, lo cual ayuda en su desarrollo, indicó la nutrióloga de la UNAM.

 

 

ESTUDIAN MUCHO

La creencia del buen estudiante es que ocupan más de dos o tres horas por la tarde para estudiar y hacer sus tareas, la realidad es que ningún niño o adulto puede estar atento a la misma actividad por más de 90 minutos continuos.

 

Hay profesores que dejan mucha tarea para que el niño “aprenda mejor”, pero la actividad escolar fuera de clases no debe tomar más de 30 o 40 minutos en realizarse, ya que sólo es para reforzar el conocimiento adquirido en la escuela, explica la pedagoga Uribe Olivera.

 

Los niños deben tener tiempo no sólo para estudiar, sino también para convivir con sus amigos, por medio del juego, y con su familia; si los profesores dejan tareas que ocupen toda la tarde, el aprendizaje será una carga para él.

 

“Para mí, un buen estudiante es quien hace su tarea, a veces ayuda a sus compañeros cuando no entienden, no debe ser travieso (…) puede estudiar una hora al día, a veces le hace caso al maestro y si el maestro es bueno, él también”, explica Fernando.

 

 

LA TAREA, SOLOS

Otra de las creencias es que el buen estudiante puede hacer sus tareas solo. De acuerdo con los especialistas, no todos los niños son buenos para las mismas materias, por ejemplo, a algunos se les facilitan las matemáticas y a otros la lectura, por lo que la ayuda y atención de los padres es importante.

 

Además influye la edad, un niño de preescolar necesita más ayuda de sus padres para realizar sus tareas  que uno de primaria o secundaria; conforme crecen son más autosuficientes y responsables.

 

Salma, de 12 años, cree que los buenos estudiantes “son inteligentes por la información que encuentran, a veces ocupan las fuentes de información que les dan sus papás o buscan en internet; estudian en su tiempo libre, incluso en el recreo”.

 

 

ZURDOS MÁS INTELIGENTES

De acuerdo con la pedagoga Uribe Olivera, existe el mito de que los zurdos (que representan  10% de la población) son más inteligentes debido a que algunos pintores o inventores como Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci o Einstein usaban la mano izquierda.

 

Explica que no hay una diferencia en la inteligencia de los zurdos y los diestros, simplemente desarrollan habilidades diferentes; los niños que usan más la mano izquierda utilizan principalmente el hemisferio derecho del cerebro, que es el de las funciones creativas, la imaginación y las habilidades musicales; los diestros usan más el hemisferio izquierdo, que es el del pensamiento lógico y aritmético.

 

 

JUEGAN POCO

El juego es necesario para el desarrollo personal de los niños, con él aprenden a ser más creativos, por lo que es un buen complemento para su enseñanza académica.

 

Los juegos en conjunto como las escondidillas, stop, atrapadas, saltar cuerda o las rondas, que han sido reemplazados en los últimos 15 años por los videojuegos, hacen a los niños más sociales, ágiles y con ellos aprenden a trabajar en grupo, explicó la pedagoga de la UNAM.

 

Incluir alguna actividad lúdica, cultural o deporte les da a los niños habilidades específicas. Tener una rutina que incluya sus horas de descanso, de comida, de estudio, el juego y el deporte, les ayudará a formar un hábito, señaló la directora de la Licenciatura de Psicología del Tec de Monterrey Campus Santa Fe, Katia Villafuerte.

 

 

25 millones 780 mil niños en educación básica

4 millones 640 mil en preescolar

14 millones 890 en primaria

6 millones 140 en secundaria

Del total, 2 millones 400 mil asisten a escuelas particulares

Niños en escuela particular asisten mil 200 horas por ciclo escolar

Niños en escuela pública asisten 900 horas por ciclo escolar