Preguntarás a los preparadores físicos por el daño de disputar un partido a nivel de selecciones a mediados de agosto –romper pretemporada, largos vuelos- y explicarán la dimensión. Preguntarás a psicólogos del deporte por la repercusión de romper un plantel justo cuando empieza a integrarse de cara a la siguiente temporada, y desaprobarán tajantemente. Preguntarás a un presidente o dueño de club que se ha gastado tanto en traspasos y sueldos, y rogará que alguno de sus estelares ahí no se lesione.

 

Pero es lo que hay desde hace varios años: futbol a nivel de selecciones en el instante menos oportuno. No es culpa de las selecciones que seguramente preferirían contar con fechas FIFA de convocatoria en momentos más indicados, es más bien consecuencia de un futbol en el que no cabe todo por mucho que de eso quieran convencerse en Zurich (FIFA), Nyon (UEFA) o la oficina de toda federación en cualquier capital del mundo.

 

Guste o no, el año tiene 52 semanas y en ellas es difícil organizar hasta 75 partidos. Guste o no, los futbolistas requieren de cierta cantidad de descanso (de lo contrario, ya se ha visto, las lesiones musculares se suman a la falta de claridad creativa). Y entonces viene cual borbotón el listado de compromisos: liga, copa, copa de la liga, liguillas en el caso mexicano, Champions League o Europa League, Copa Libertadores o ConcaChampions, Copa Sudamericana, Mundial de clubes, amistosos que pueden ser en Sudáfrica, Malasia, Qatar, China, Estados Unidos. A lo anterior, estrictamente a nivel de clubes, se añaden larguísimas eliminatorias más Mundial, Copa América, Confederaciones, Eurocopa, Copa de Oro, como tal.

 

Con el párrafo anterior, a pocos sorprenderá que termine por acomodarse una fecha FIFA en pleno 15 de agosto, y ahí ver un Alemania-Argentina, y un Italia-Inglaterra, y un México-Estados Unidos, y hasta un Puerto Rico-España (del cual los ibéricos regresaron con un pago de 2 millones de euros pero con la lesión del defensa Juanfran).

 

Tras ese partido amistoso, las ligas de España e Inglaterra (si acaso las que más internacionales aportan), abrirán actividad este fin de semana con buena parte de sus estrellas golpeadas por este inoportuno viaje y no centradas en el inicio de un nuevo certamen.

 

Esto se ha convertido en una bola de nieve a la que muchos han contribuido y culpar sólo a las selecciones sería injusto. Si el calendario ha derivado en esta cifra de cotejos es también porque los clubes no han querido aceptar su realidad económica y en su afán de gastar más de lo que tienen, requieren de más o más dilatados torneos.

 

Le llaman el Virus FIFA a toda fecha en que es obligatorio ceder futbolistas a las selecciones, pero pocas veces es tan incómodo o inoportuno como en este momento, antes incluso de arrancar tu certamen de liga.

 

@albertolati

 

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