Siete medallas en Londres 2012: cifra aceptable, sí, pero de ninguna forma es posible a esa cantidad de preseas conformarse o resignarse.

 

Por supuesto que si revisamos el medallero per cápita, México cae al puesto 75 justo al lado de la mega-potencia China: una medalla por cada 15.5 millones de habitantes de los chinos, al tiempo que un metal por cada 16 millones de personas los mexicanos.

 

Ahora que si planteamos dicha tabla con base en producto interno bruto, México mejora al quedar por ahí del sitio 40 (en este rubro, dependiendo de las estimaciones de diversos países que suelen variar).

 

Lo importante, al margen de si 7 medallas, de si cuántas por persona, de si cuántas por PIB, es una realidad: nuestros deportistas ya son otros.

 

Las declaraciones y discurso, los nervios de acero, la ambición, la mentalidad, el aplomo, la preparación, la alimentación, dejan claro que México ha hecho demasiadas cosas bien en materia deportiva, que sin duda estamos ante una generación que se comporta distinto.

 

Más allá de que en clavados nos hemos confirmado como una de las potencias detrás de los dueños de este deporte, los chinos; más allá de que en tae kwon do, por cuartos Olímpicos consecutivos hemos sacado tajada; más allá de que en futbol se ha alcanzado para mí la mayor meta en nuestra historia; más allá de que en tiro con arco regresamos con dos medallas y pudo caer alguna más; más allá de todo eso, hay razones elocuentes para tener fe en el futuro de nuestro deporte.

 

Daniel Corral en la gimnasia, Lino Montes en halterofilia, Alberto Michán en ecuestres, son tres ejemplos de que no sólo con podio hay hazaña.

 

Preocupación, para mí en dos frentes otrora exitosísimos: boxeo y marcha. El pugilismo era hasta estos juegos el deporte más generoso en nuestro palmarés olímpico y desde Sídney 2000 no genera medallistas. La caminata llegó a ser propiedad de México entregando siete preseas en sólo cinco ediciones (entre Los Ángeles 84 y Sídney 2000), pero desde entonces nada sucede y mucho de ello tiene que ver con el retiro del profesor Jerzy Hausleber.

 

¿Por qué no puedo dar el mismo mérito al sexto sitio de Eder Sánchez en marcha 20 kilómetros que al quinto de Alberto Michán en ecuestres? Por lo mismo que no podemos calificar igual la casi-medalla de Óscar Valdez con la participación de Daniel Corral: de marcha y boxeo simplemente esperamos muchísimo más, al tiempo que nadie hubiera creído cinco años atrás que tan pronto contaríamos con un gimnasta de tal nivel.

 

Demasiado trabajo por delante; demasiados moldes y vicios que cambiar, comenzando por el problema de alimentación que padece buena parte de nuestra población. Londres 2012 se ha ido y de cara a Rio de Janeiro 2016 esto mejorará si se mantienen grandes esquemas ahora instaurados pero, sobre todo, si la inspiración convence a millones de niños a correr, jugar, nadar. No por figurar arriba o abajo en algo tan patrioteramente vanidoso como el medallero, sino por implicaciones de disciplina, integración y salud mucho más urgentes para el país.

 

 

@albertolati

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