Cuando los votantes estadunidenses se presenten a las urnas el 6 de noviembre se pronunciarán no sólo por el próximo presidente de la Casa Blanca, sino también por los 435 miembros de la Cámara de Representantes y un tercio de los senadores, además de otros puestos a nivel estatal y local.

 

Mientras que la disputa entre el presidente Obama y el ex gobernador Romney se mantiene cerrada, el consenso entre los observadores de la política estadunidense es que difícilmente el Partido Republicano perderá el control de la cámara baja, obtenido en las elecciones intermedias de 2010. Los demócratas tendrían que recuperar 25 curules, escenario altamente improbable bajo las circunstancias actuales.

 

El panorama es más complejo en el Senado, donde el Partido Demócrata cuenta con una mayoría de 53 senadores frente a 47 republicanos. De los treinta y tres escaños en juego este año, 23 son ocupados actualmente por demócratas, nueve de ellos elegidos por primera vez en 2006, cuando los votantes castigaron la gestión de George W. Bush. En otros cinco casos el senador demócrata en funciones determinó no presentarse a la reelección, lo que abre la puerta a una elección más competida por el escaño.

 

Frente a este escenario los republicanos tendrían altas probabilidades de alcanzar la mayoría en la cámara alta al necesitar obtener únicamente cuatro escaños (o sólo tres en caso de que Mitt Romney ganase la presidencia, puesto que su vicepresidente rompería el empate). Sin embargo, las encuestas muestran una cerrada competencia en tres Estados que actualmente tienen a un senador republicano. En Massachusetts y Nevada los senadores Scott Brown y Dean Heller representan entidades que votaron por Barack Obama en 2008 y enfrentan a candidatas de alto perfil y con buen financiamiento para sus campañas. En Maine el retiro de la senadora Olympia Snowe podría resultar en la elección del ex gobernador independiente Angus King.

 

En contraparte, los demócratas difícilmente retendrán el escaño de Nebraska, mientras que el control del Senado muy probablemente se definirá con base en los resultados de sus candidatos en Montana, Missouri, Virginia, Wisconsin y Florida. En los tres últimos casos se trata de entidades que también están en el centro de la disputa presidencial, por lo que ambos partidos invertirán docenas de millones de dólares en transmitir su mensaje al electorado.

 

* Internacionalista del ITAM, asociado de COMEXI