El éxito o el fracaso de la Presidencia de Enrique Peña Nieto dependerá, en buena medida, de su habilidad para negociar y lograr acuerdos con la oposición en el Congreso. Esa afirmación de Perogrullo se convierte en una duda interesante cuando se pregunta ¿con cuál oposición se va a entender Peña? ¿Con el PAN que reconoció rápidamente su triunfo y ya le hace guiños o con el PRD-PT y Movimiento Ciudadano que aún cuestionan la elección, al menos en la forma?

 

La lógica más elemental diría que la gran alianza que se ve venir en el Congreso, a partir del 1 de septiembre será entre PRI y PAN, en lo que podría ser la resurrección de la mayoría legislativa con la que Carlos Salinas aprobó importantes reformas a la Constitución y a las leyes. El PRIAN como lo llaman sus detractores, es el bloque más probable en la nueva legislatura en la Cámara de Diputados y, si hay alianza política estratégica, también en el Senado.

 

Pero no es el único bloque que se escucha entre los futuros diputados y senadores. Hay sectores de PRD y PAN que plantean la posibilidad de construir un “Bloque opositor”, que así le llaman en remembranza de aquella histórica mayoría de oposición creada en 1997, cuando el PRI perdió por primera vez  la mayoría parlamentaria que detentó por siete décadas ante el pluralismo político del país.

 

Aquella experiencia se volvió traumática -para los priistas y para el país- cuando desde Bucareli, Emilio Chuayffet operó para impedir la instalación del Congreso y a diputados y senadores del PRI los encerraron en camiones para sabotear a la mayoría opositora que, sin la presencia de los tricolores y con todo y la rabieta oficial, instalaba la nueva legislatura federal y se declaraba en sesión.

 

¿Se puede repetir una mayoría de oposición constituida en un bloque parlamentario PRI-PAN -250 diputados juntos- que le haga contrapeso a la mayoría simple de PRI-PVEM-Panal, que llegaría a otros 250? O en el Senado, ¿podría surgir ese bloque opositor cuando PAN y PRD suman 66 diputados mientras que PRI-Verde llegan a 61 y si se les suma el Panal 62?

 

En teoría todo es posible y las semanas que siguen, antes del 1 de septiembre, serán de intensa operación y cabildeos de alto nivel para la construcción de las mayorías en ambas Cámaras que definirán el futuro de reformas que ya empezó a promover el candidato ganador y su equipo más cercano formado por Luis Videgaray, Miguel Osorio y Jesús Murillo.

 

De la habilidad política de los peñistas, pero también de otras variables como las condiciones que pongan las nuevas fracciones parlamentarias y los acuerdos e intereses de lo que se negocie, depende la construcción de las mayorías políticas en el Congreso. Si el PAN calcula que le es más redituable aliarse al PRI que al PRD veremos entonces la resurrección de la alianza salinista; los perredistas también tendrán que definir si se aíslan y apoyan hasta el final una lucha que parece sin salida como la de López Obrador, o si aprovechan su nueva condición de segunda fuerza en San Lázaro y tercera en el Senado para buscar alianzas y acuerdos ya sea con los panistas o incluso con el PRI. En cualquier caso, con las distintas alianzas y bloques que se formen veremos que pesa más, si el pragmatismo o las convicciones.

 

NOTAS INDISCRETAS… Hablando de personajes claves en el nuevo Congreso, los  futuros coordinadores parlamentarios. Por el PRI se hablaba desde las campañas de Emilio Gamboa para el Senado y Manlio Fabio Beltrones para San Lázaro, aunque afirman que el primero no la tiene aún segura. En el PAN se da por hecho que Ernesto Cordero coordinará el Senado y para los diputados se menciona a José González Morfín o Alberto Villarreal, mientras que el PRD en el Senado estaría entre Alejandra Barrales y Armando Ríos Piter, en tanto que en San Lázaro la disputa entre las tribus aún está por comenzar… Los dados regresan recargados. Escalera doble.

 

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