Han pasado escasos cinco años desde la última ocasión que vimos al superhéroe insignia de Marvel en las pantallas de cine. Luego de una estupenda segunda parte que elevó el canon del género (aún hoy es considerada como una de las mejores cintas de superhéroes) y un infame cierre (Spider-Man 3) que no dejó satisfecho a nadie, regresa el famoso arácnido con nuevo director, nuevos actores y un flamante presupuesto de $220 millones de dólares.

 

Pero, ¿era necesario relanzar al personaje?, ¿era necesario hacerlo en tan corto tiempo?

 

Las razones obviamente son monetarias. Sony -la empresa que detenta los derechos- necesitaba sacar una película más del arácnido para así no ceder su propiedad de regreso a Marvel-Disney, a quienes les urge recuperarlo para unirlo a The Avengers (hecho que, de entrada, sonaba mucho más interesante que un simple relanzamiento).

 

Pero ya estamos aquí y hay que decirlo: en Amazing Spider-Man nos encontramos a un Hombre Araña mucho más logrado y espectacular que en cualquier cinta anterior, pero en contraparte, tenemos a un Peter Parker pésimamente perfilado, que pierde capas de profundidad, resultando más un vehículo de atracción juvenil que un personaje profundo e interesante.

 

Interpretado por Andrew Garfield (lo recuerdan en su papel de Eduardo Saverin, el amigo de Mark Suckerberg en The Social Network) el Peter Parker de esta cinta juega a convertirse en un personaje obscuro, con un pasado fatal (la ausencia de sus padres) que lo marca y lo deprime. Mientras que para el Parker de Stan Lee sus preocupaciones eran más mundanas (un adolescente retraído, nerd perdedor al que nadie hacía caso, con problemas de dinero y autoestima) no por ello eran menos urgentes. En cambio, el Parker de Garfield (o para este caso, de Webb) resulta obscuramente atractivo (usa bifocales por moda, no por necesidad), descuidadamente despeinado (nunca pierde el aspecto cool), pero sus problemas resuenan más a melodrama telenovelero que a auténtica desesperación.

 

Del working class hero del personaje original de Stan Lee (y el de las cintas de Raimi), pasamos al middle class charming boy, un emo de clase media, triste pero afortunado, que se abstrae más por gusto que por auténtico rechazo.

 

La cosa cambia cuando Parker se pone el traje rojo y azul. Entonces tenemos una película completamente diferente, una que no sólo hace buen uso de su presupuesto sino que sorprende por su imaginación: aquella cámara en primera persona que nos permite a todos los presentes en la sala, balancearnos cual Spider-Man por entre los edificios de Nueva York.

 

El villano de la cinta, resulta tan desdibujado que ni siquiera merece detenernos en él; no es más que un pretexto para detonar la acción.

 

Quién sí merecería planas y planas de elogios es Emma Stone, cuya hermosa presencia no admite crítica alguna. Y es que esos hermosos ojos pueden más que todos los defectos que podamos encontrarle a esta cinta. ¡Qué suertudo tipo es ese Peter Parker!

 

 

The Amazing Spider-Man

(Dir. Marc Webb, 2012)

3 de 5 estrellas.

 

Guión: James Vanderbilt, Alvin Sargent, Steve Kloves,

basado en los personajes creados por Stan Lee y Steve Ditko.

Con: Emma Stone y Andrew Garfield, entre otros. 

 

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