Miguel Ángel Mancera no logró esconder la alegría al arrasar con más de 60% de las preferencias y convertirse en el cuarto jefe de Gobierno de las izquierdas electo en la capital del país.

 

 

A las nueve de la noche, para Mancera y las izquierdas vendría la fiesta, el mariachi al ritmo de “El rey”, de José Alfredo, y de la mano mostraría a los 16 futuros delegados del Distrito Federal como resultado de su efecto, el efecto Mancera.

 

 

En todas las encuestas de salida del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), el abanderado del Movimiento Progresista al Gobierno capitalino derrotó no sólo a sus oponentes -de PRI-PVEM, Beatriz Paredes; del PAN, Isabel Miranda de Wallace, y de Nueva Alianza, Rosario Guerra-, sino al abstencionismo, al registrarse una votación histórica que se perfilaba para rebasar 65% del padrón electoral.

 

 

La primera encuesta de salida en conocerse (GEA-ISA) marcaba 61% para Mancera, 23% para Paredes, 14% para Miranda de Wallace y apenas 2% de las preferencias para Guerra.

 

 

“Quiero compartir con todos la alegría que tenemos por este momento”, diría Mancera a apenas una hora del cierre de casillas en la ciudad.

 

 

Los 20 puntos de ventaja que obtuvo Cuauhtémoc Cárdenas en 1997 para convertirse en el primer jefe de Gobierno del DF, y la ventaja similar que obtuvieron Andrés Manuel López Obrador en 2000 y Marcelo Ebrard en 2006, serían sólo un recuerdo para el nuevo récord de Mancera, quien también será el primer jefe de Gobierno del DF sin afiliación al PRD.

 

 

Enfundado en su uniforme de campaña, camisa blanca y pantalón negro con su nombre, Mancera apareció en el World Trade Center, donde instaló su cuarto de guerra, para agradecer a la ciudadanía por refrendar su apoyo a las izquierdas.

 

 

“Agradecer cumplidamente a toda la ciudadanía por esta participación en esta contienda electoral. He tenido noticias de que esta tendencia me coloca como el candidato con mayor número de votos”.

 

 

Y en seguida ensalzaría a su primer círculo: “El trabajo que se realizó en la campaña rindió frutos”.

 

 

Los integrantes de diversas tribus del PRD y liderazgos del PT y Movimiento Ciudadano como Joel Ortega, Carlos Navarrete, Alfredo Hernández Raigosa, Agustín Guerrero, Gerardo Fernández Noroña, entre otros, aplaudirían en primera fila.

 

 

Al cierre de la edición, el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del IEDF avanzaba con parsimonia y apenas se daban los primeros conteos oficiales del voto de los nacionales en el extranjero, que por primera vez en la historia de la capital del país pudieron sufragar por jefe de Gobierno mediante internet.

 

 

Pero la ventaja de Mancera seguía siendo arrolladora: de los dos mil 639 votos, 50% contarían a su favor.

 

 

Vendría el silencio al preguntársele si será incondicional con Andrés Manuel López Obrador, en caso de que no reconociera los resultados de la elección.

 

 

Sobre su futuro gabinete, seguirían las largas: “Lo veremos en octubre o noviembre”.

 

 

Mancera se retiró de las cámaras, sereno, como queriendo disfrazar su alegría. No lo logró.