Texto y fotos: Alex Ruelas

¿Cómo describir a la Ciudad de México con sólo tres palabras? Probablemente grande, ruidosa y sobrepoblada, estarían entre las opciones. Sin embargo, hay más que eso dentro de este monstruo de concreto, hipertenso, que palpita acero y claxonazos.

 

La ciudad es fascinante; se mueve, cambia, respira y vibra transformándose en un espectáculo moderno, vanguardista, que pasa frente a nosotros, mientras mantenemos la cabeza sumergida en una cubeta de gris cotidianidad.

 

Es en los lugares que transitamos todos los días, en medio de toda la locura urbana, donde se pueden encontrar escenas dignas de contemplación. Un paso peatonal bajo la lluvia o construcciones y obras que logran sacarnos de quicio. Un lugar extraordinario está ahí, esperando a ser descubierto. El único requisito para vivir en constante asombro es, al despertar, realmente abrir los ojos.