Guanajuato, donde según la lista nominal de electores podrán votar tres millones 806 mil 249 potenciales votantes, es considerado uno de los bastiones del PAN, no sólo porque concentra un importante número de electores, sino porque el partido ha gobernado ininterrumpidamente la entidad desde 1991.

 

Entidad de origen del ex presidente Vicente Fox, Guanajuato fue escenario de una negociación que, curiosamente, lo marginó para abrirle la puerta al primer gobierno de su partido. Tras las elecciones de ese año, se declaró ganador a Ramón Aguirre, candidato del PRI, sin embargo, la oposición reclamó fraude contra el aspirante de Acción Nacional, Fox. Mediante un acuerdo entre PRI y PAN, se obligó a Aguirre, ex regente del DF, a pedir licencia, se declaró gobernador a Carlos Medina y se sentaron las bases para establecer el dominio blanquiazul en la entidad.

 

En 1995, al finalizar la administración de Medina, Fox tomó su lugar, tras barrer en las elecciones a Ignacio Vázquez Torres, a quien casi dobló en votación. Desde el estado construyó su candidatura a la Presidencia y en paralelo fortaleció la maquinaria del partido en el estado hasta hacerlo casi invencible.

 

Dos datos sirven como botones de muestra: en 2006, Guanajuato aportó un millón 155 mil 403 votos a la candidatura de Felipe Calderón en las elecciones presidenciales, por apenas 368 mil 789 de la alianza PRI-Verde, y 301 mil 473 de la coalición de izquierda. En 2000, Fox recibió un millón 128 mil 780 votos, por poco más de 570 del PRI y apenas 121 mil de Cuauhtémoc Cárdenas.

 

En los primeros 12 años del siglo XXI dos panistas han ocupado el Palacio de Gobierno de Guanajuato capital, Juan Carlos Romero Hicks y Juan Manuel Oliva; el segundo se ubica entre los más conspicuos representantes de la ultraderecha y se ha caracterizado por las prácticas que tradicionalmente eran criticadas por su partido, como el uso clientelar de los programas de gobierno y la opacidad en el gasto gubernamental, además de su simpatía hacia la Iglesia católica, cuyo punto culminante fue la gestión de la visita del papa Benedicto XVI al Cerro del Cubilete, hace apenas tres meses.

 

Poco antes de dejar la administración para dedicarse a operar a favor de Josefina Vázquez Mota, aunque sus simpatías iniciales en la interna panista eran para Ernesto Cordero, fue criticado por comprar una residencia en León con costo estimado en 10 millones de pesos.

 

Los escándalos, sin embargo, no parecen haber hecho la mella que los del gobernador panista de Jalisco, Emilio González; aunque la entidad también ha sufrido problemas de inseguridad, las encuestas arrojan que Miguel Márquez, a quien Oliva pudo imponer sobre José Ángel Córdova, ex secretario de Salud federal, tiene una ventaja más o menos cómoda sobre Juan Ignacio Torres Landa, del PRI.

 

De acuerdo con Consulta Mitofsky, en junio Márquez, ex secretario de Desarrollo Social de la entidad, quien ha marcado distancia de su antiguo jefe, tiene 40% de las intenciones de voto por 30% de Torres Landa; la de El Universal indica que el panista tendría 50.3% de la votación por 42.2% del priista y sólo Ipsos Bimsa reduce el margen a 5% al dar 40-36, respectivamente.