Queda, a Dios gracias, ya sólo una semana. De hoy en ocho, millones de mexicanos estaremos acudiendo a las urnas a culminar un accidentado proceso electoral, y tendremos, de manera oficial, unos días después, el nombre de quien recibirá la administración pública federal para el sexenio 2012-2018.

 

Por supuesto que conoceremos el resultado el mismo domingo, o, si las cosas van muy cerradas, en las primeras horas del lunes. Y terminará así un larguísimo, a veces tedioso, a veces preocupante, a veces jocoso, pero siempre intenso camino que hemos recorrido juntos durante más de un año, por más que la ley diga que las campañas duran tres meses.

 

Hablando de la ley, será tarea prioritaria del nuevo gobierno y legislatura, hacer las modificaciones necesarias para devolverle un poco de sentido común a las reglas del proceso, que han sido justamente criticadas hasta por quienes en su momento diseñaron y pasaron esta ley. Si el Congreso quiere recobrar un mínimo de credibilidad entre la población, tendrán que dejar a un lado sus banderas partidistas, y hacer su trabajo en bien de México, dejando a un lado intereses propios y de grupo. Ojalá el optimismo nunca muera.

 

Un buen ejemplo es lo que ocurrió con el contenido de la más reciente transmisión de spots electorales. (No parece haber una buena traducción del terminajo) Uno, del PAN, en el que usan un discurso mutilado de Andrés Manuel López Obrador, donde el candidato de las izquierdas parece decir que la vía armada es una manera válida de acceder al poder. Se advirtió, desde antes de que esto se pautara en todos los medios electrónicos, que esto era una aberración. Y aquí es donde la laguna legal tiene efectos inaceptables.

 

Para que el IFE pudiera retirar el spot ofensivo, tuvo primero que salir al aire. Después, esperar a que alguno de los partidos de la izquierda presentara una queja. Luego, que las autoridades electorales determinaran que el “spot” era difamatorio. Y, finalmente, avisar a miles de estaciones de radio y televisión que había que quitarlo de sus pautas, proceso que lleva, por lo menos, 48 horas, y en este caso, unas 72. La multa que le aplicaron al PAN es irrelevante. El mensaje tuvo una vida útil de una semana, más o menos, dependiendo del medio. La intención de la ley, que era evitar lo que muchos llaman “guerra sucia”, no se logró.

 

Pero en esto de las campañas, el más chimuelo masca clavos. El Tribunal Electoral ordenó el “retiro cautelar” del anuncio en el que aparece Marcelo Ebrard asumiéndose como nuevo secretario de Gobernación; caso cuyos efectos son similares al anterior.

 

Este es sólo el más reciente de muchos incidentes que se pudieron haber evitado de contar con una ley menos engorrosa, menos complicada y diseñada para facilitar el proceso, y no para cobrar viejas cuentas y resentimientos que la clase política aún guarda en contra de lo que ellos llaman los “poderes fácticos”.

 

En fin, que esta columna, como los candidatos lo harán en diversas plazas del país, declara cerrada la campaña. ¡Que gane México!

Y así.

@jorgeberry