El plan para capturar a Jesús Alfredo Guzmán Salazar, El Gordo o Alfredillo, se puso en marcha desde el pasado 7 de junio, cuando la Oficina de Control de Bienes de Extranjeros (OFAC), del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, ubicó siete de sus domicilios en Guadalajara, Zapopan y Tequila, en Jalisco.

 

Pero el rastreo que sigue de residencias para obtener mayor información del paradero de Joaquín El Chapo Guzmán o de otras operaciones del Cártel de Sinaloa, se extendió a otra docena ligadas con la esposa de éste, María Alejandrina Salazar Hernández, todas ellas también en Jalisco y solo una en Naucalpan, Estado de México.

 

Tras el hallazgo de los refugios de ambos familiares, la captura de Guzmán Salazar se materializó dos semanas después, cuando fuerzas especiales de la Armada de México lo sorprendieron en una de sus residencias en el municipio jalisciense de Zapopan.

 

El 7 de junio pasado, la OFAC dio a conocer que Jesús Alfredo Guzmán Salazar y María Alejandrina Salazar Hernández eran investigados y buscados en Estados Unidos por ser figuras importantes dentro de la estructura criminal del Cártel de Sinaloa.

 

En la alerta que emitió figuran por lo menos 19 propiedades de ambos sujetos en Jalisco y el Estado de México. Diez de estas residencias estaban en Zapopan y seis en Guadalajara, por lo que el trabajo de vigilancia se enfocó en estos dos municipios.

 

A Guzmán Salazar lo ubican en cuatro domicilios de Zapopan, dos en Guadalajara y uno en Tequila, todos en Jalisco, mientras que a su madre Salazar Hernández la fijaron en 12 residencias, la mitad de ellas en Zapopan, una en Puerto Vallarta, cuatro en Guadalajara, en Jalisco, y otra en Naucalpan, Estado de México.

 

Desde entonces, las labores de vigilancia, inteligencia, seguimiento y de intercepción de llamadas se extendieron a las personas que ingresaban y salían de dichas propiedades, a fin de ubicar al hijo de uno de los capos más buscados en el mundo y uno de los más ricos, según la revista Forbes.

 

Las investigaciones en Estados Unidos detallan que son cuatro los familiares cercanos a El Chapo que lo siguen estrechamente en sus actividades de tráfico de drogas, principalmente para realizar operaciones de lavado de dinero.

 

Además de su esposa y su hijo detenido ayer, aparecen en los expedientes los nombres de otros dos de sus hijos, Ovidio Guzmán López e Iván Archivaldo Guzmán Salazar, alias El Chapito.

 

Las bajas

 

En los últimos años, la familia de Joaquín Guzmán Loera ha sufrido por lo menos 10 bajas: cuatro por muerte y el resto por detenciones.

 

Uno de sus hijos, Édgar Guzmán López, de 22 años, fue ejecutado el 8 de mayo de 2008 en un centro comercial de Culiacán.

 

El 5 de febrero de 2008, jueces federales sentenciaron a 13 años de prisión a Luis Alejandro Cabral Domene, hermano de El Chapo, por lavado de dinero y portación de armas de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.

 

En junio de 2005, en Zapopan, fue detenido Iván Archivaldo Guzmán Salazar, otro de sus hijos, tras un accidente de tránsito.

 

El 31 de diciembre de 2004 asesinaron en el penal de La Palma, hoy del Altiplano, a su hermano Arturo Guzmán Loera, quien estaba recluido desde septiembre de 2001 por ser uno de los principales operadores del Cártel de Sinaloa.

 

El 15 de junio de 2005 capturaron a otro de sus hermanos, Miguel Ángel Guzmán Loera, El Mudo.

 

Apenas el 19 de junio de este año, Obied Cano Zepeda, sobrino de El Chapo Guzmán, fue asesinado en Culiacán, cuando celebraba el Día del Padre.