De acuerdo con Eduardo Solís, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en México cada vez más personas prefieren comprar un auto “seminuevo” importado de Estados Unidos, que adquirir uno mediante un crédito.

 

Se les conoce como “autos chocolate”, declaró Eduardo Solís a la cadena BBC Mundo, y no cumplen con los requisitos mínimos de seguridad y de medidas anticontaminantes.

 

Para el presidente de la AMIA este tipo de vehículos representan una competencia desleal para los fabricantes nacionales ya que “Tiene efectos nocivos sobre el mercado interno, genera una sobre oferta brutal de autos en circulación”, dijo.

 

El reportaje de la cadena británica refiere que entre 2005 y 2011 se importaron en México cerca de seis millones de autos usados, cantidad que representa el 28% del parque vehicular que existe en el país, el cual está calculado en 21 millones.

 

Según datos de AMIA, hace 10 años la venta promedio de autos rondaba uno por cada mil habitantes. Actualmente es de ocho por un millón de personas. Comparado a nivel internacional, en Brasil se venden 20 vehículos por cada mil habitantes.

 

El TLC, orígen de la importación masiva

 

Con la aprobación del Tratado de Libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México, en 1994, creció el número de automotores estadunidenses en las calles mexicanas.

 

Antes de dicho acuerdo comercial la importación de unidades del ‘vecino del norte’ estaba virtualmente regulada y sólo con un permiso especial, ese tipo de vehículos podían circular únicamente en ciudades de la franja fronteriza.

 

Con el TLC esta regulación cambió y se permitió la compra de coches de EU, con la condición de que la antigüedad no pasara de los ocho años desde su fecha de fabricación, regla que es parcialmente acatada, ya que, dicta la nota de la BBC Mundo, la mayor parte de los vehículos estadounidenses se compran gracias a amparos judiciales contra las reglas de importación establecidas en el TLC.

 

Este hecho ha repercutido en la industria automotriz mexicana, ya que, según la propia AMIA, se dejaron de crear alrededor de 350 mil empleos en el sector.

 

Antes esta situación, Eduardo Solís, confía en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación declare constitucionales las normas que supervisan la importación de autos extranjeros, y se impida la venta de unidades “chocolate”.

 

(Con información de BBC Mundo)