En unas horas, Josefina Vázquez Mota, candidata presidencial del PAN, tendrá la última oportunidad para despegarse de Andrés Manuel López Obrador y aferrarse al segundo lugar; una segunda posición que -según los estrategas azules-, deberá aproximarse a Enrique Peña Nieto.

 

Y la oportunidad para la candidata azul es el segundo debate que tendrá lugar este domingo y en el que deberá orientar todas sus baterías contra Andrés Manuel López Obrador. Sólo de esa manera -cargando todo el peso de su denuncia contra AMLO-, podrá dejar atrás al tabasqueño y aproximarse al candidato del PRI.

 

En cambio, si continúa con la estrategia que siguió en los primeros dos meses de campaña -de golpeteo a Peña Nieto-, continuará engordando el porcentaje de preferencias a favor de López Obrador.

 

Como es evidente, los estrategas de la señora Vázquez Mota se equivocaron al convertir al candidato del PRI en su principal enemigo. Josefina, como se recuerda, arrancó la contienda presidencial con casi 30 puntos de simpatías y de intención del voto. Sin embargo, un gravísimo error de cálculo la llevó a colocar a Peña Nieto como su objetivo a vencer. Esta estrategia, a la vuelta de las semanas, resultó equivocada y lo único que consiguió fue restarle puntos a la señora Vázquez Mota y sumar simpatía al señor Andrés Manuel López Obrador, al grado de que hoy -según la encuesta de Milenio-, Josefina ocupa el tercer lugar dos puntos debajo de López Obrador y muy lejos de Peña Nieto.

 

LAS ARMAS DE JOSEFINA

 

Y la razón es evidente, los electores que deciden cambiar y abandonar al PRI se refugian en lo más cercano al partido tricolor. Es decir, en la propuesta populista de Andrés Manuel López Obrador.

 

Sin embargo, durante el segundo y último debate de los candidatos presidenciales, la candidata del PAN aún tiene posibilidades de revertir esa tendencia. Por lo pronto, el PAN lanzó severos spots contra López Obrador en los que recuerda a los votantes que el tabasqueño es un político poco confiable, que no respeta las instituciones y que no sabe perder.

 

¿Cuáles serán las herramientas que llevará la señora Vázquez Mota contra López Obrador al debate?

 

En realidad el arsenal que tiene listo Acción Nacional contra el tabasqueño es abundante y variado.

 

Podrán aparecer señalamientos que van desde la responsabilidad del adolescente Andrés Manuel López Obrador en la muerte de su hermano, pasando por el financiamiento público por parte del gobierno de Salinas de los movimientos sociales de López Obrador, hasta documentos que acreditan la manera en que el de Tabasco, en tanto jefe de Gobierno, recolectó mes con mes el diezmo de los trabajadores del Gobierno del Distrito Federal, para hacer un “cochinito” que le serviría para futuras ambiciones de poder.

 

En el fondo, los 25 años de activismo social, trabajo político y ejercicio de gobierno de López Obrador, son pródigos en información que confirma que se trata de un “peligro para México”, que es un político incongruente, ambicioso de poder, populista y nada realista.

 

Documentos que acreditan todo lo anterior están en manos de los estrategas del PAN y podrían ser exhibidos durante el debate, además de los datos duros que, durante la entrevista en Tercer Grado, exhibió el periodista Carlos Loret, para demostrar las incongruencias de López Obrador en materia de honestidad, de pobreza y de austeridad en el gasto corriente.

 

JOSEFINA Y LA GOBERNABILIDAD

 

Sin embargo, todo indica que al Partido Acción Nacional le urge ocupar un segundo lugar, cercano a Peña Nieto, no sólo para aproximarse al puntero en la contienda -y eventualmente para derrotarlo-, sino para estar en el mejor lugar estratégico para negociar con el nuevo gobierno.

 

En otras palabras, que ya estamos en los tiempos en donde los estrategas partidistas -de las distintas fuerzas políticas-, deben arrancar la negociación política con el que será el jefe del próximo gobierno mexicano. Es decir, que frente a la distancia de casi 15 puntos o más que lleva Peña Nieto de preferencias electorales, la sensatez obliga a pensar en las alianzas, los acuerdos y los pactos.

 

Por eso, el Partido Acción Nacional requiere fortalecer una segunda posición que le permita mayores márgenes de maniobra y negociación con Enrique Peña Nieto. De lo contrario, y si las izquierdas ocupan la segunda posición, el eventual gobierno de Peña Nieto estará casi obligado a negociar la gobernabilidad y la gestión de gobierno con las izquierda y no con la derecha.

 

Y para los que tienen dudas, basta con recordar que en la elección presidencial de 1988, luego del “fraude cometido por Manuel Bartlett a favor de Salinas”, el PAN de Luis H. Álvarez y Carlos Castillo Peraza propusieron legitimar al gobierno de Salinas en el ejercicio del poder.

 

¿Qué quiere decir eso? Elemental, que el PAN se convirtió en una suerte de “cogobierno” que impuso reglas democráticas.

 

Si aún tienen dudas, basta recordar que en junio de 2006, el entonces aspirante a la presidencia del PRD, Andrés Manuel López Obrador, propuso un “cogobierno” y “nuevas reglas democráticas” al gobierno de Ernesto Zedillo. En los dos casos, la condición de los opositores al PRI permitió la “gobernabilidad” tanto del naciente gobierno de Salinas como de la debilitada gestión de Zedillo.

 

Hoy todos saben -claro, salvo las mentiras de Andrés que dice que aventaja por dos puntos al PRI-, que el potencial ganador de la contienda será Enrique Peña Nieto y que ya iniciaron los “anzuelos” para pactar con Peña Nieto y con su partido. Manuel Camacho -en su colaboración del pasado lunes de El Universal-, esbozó esa posibilidad. Y sólo falta que el PAN mande una señal similar para que empiece el proceso de negociación y reacomodo frente a lo que pudiera ser el regreso del PRI al poder presidencia. ¿Cara o cruz?

 

¿SE ACUERDAN?

 

Hace seis años, los medios y la opinión pública estaban atentos al segundo debate entre los cinco candidatos a la Presidencia. En aquella ocasión, Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón llegaron empatados -según las encuestas vigentes en ese momento-, y como era de esperarse el debate giró en torno a los dos punteros.

 

Calderón y Obrador se pegaron con todo, que si con el sueldo del chofer de AMLO, que si con el FOBAPROA o que si con el cuñado incómodo del ahora Presidente, el contratista Diego Zavala.

 

Al final del día, la opinión se dividió y algunos levantaron la mano de Calderón en tanto que otros dieron el triunfo a Andrés Manuel López Obrador.

 

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