KENIA Cerca de treinta personas resultaron heridas tras una explosión que se produjo hoy en un edificio del centro de Nairobi, mientras la Policía investiga el origen del suceso y, de momento, baraja como posible causa un fallo eléctrico.

 

“La explosión es un accidente. Creemos que fue causada por un fallo eléctrico, pero nuestros expertos siguen investigando y estamos tratando de establecer qué pasó exactamente”, dijo el comisario de la Policía de Kenia, Mathew Iteere, en declaraciones a los periodistas desplazados al lugar del suceso.

 

No obstante, efectivos de una unidad policial de desactivación de explosivos se ha desplazado a ese sitio para llevar a cabo una investigación y recabar pruebas.

 

El primer ministro keniano, Raila Odinga, se ha personado en el lugar de la explosión para interesarse por lo que calificó de “terrible tragedia”.

 

Pese a la cautela mostrada por la Policía sobre el motivo que provocó la deflagración, Odinga señaló que Kenia se encuentra “bajo amenaza” pero no cederá ante posibles ataques terroristas, unas palabras que generaron más confusión acerca de la causa del suceso.

 

La explosión se produjo sobre las 13.15 hora local (10.15 GMT) en una galería comercial aledaña a la Universidad de Mount Kenya, en la Avenida de Moi, una de las más transitadas de la ciudad.

 

Al menos 28 personas han sido ingresadas, de momento, en el Hospital Nacional Kenyatta de la capital, indicó la televisión keniana Citizen TV, al precisar que 4 están heridos de gravedad.

 

Poco después del suceso, cientos de personas se congregaron en el lugar del siniestro, a pesar de que la Policía y otros miembros de servicios de seguridad del país acordonaron la zona y desviaron el tráfico.

 

La magnitud de la explosión causó un incendio en el edifico, adonde acudieron los bomberos para sofocar el fuego, así como daños significativos en varios locales comerciales de los alrededores.

 

“Justo pasaba por allí y escuché una fuerte explosión. No sabía de dónde procedía y, mientras corría hacia el otro lado (de la calle), me golpearon varios trozos de cristal”, dijo el testigo George Maina, citado por la emisora de radio Capital FM.

 

Aunque la causa exacta de la deflagración es todavía objeto de investigación, Nairobi ha sido objeto en el último de varios ataques con granadas, al igual que la ciudad costera de Mombasa (sur) y el norte del país.

 

De hecho, el pasado sábado al menos ocho personas resultaron heridas en dos ataques con granada, uno en el campo de refugiados de Dadaab (este), y otro en la localidad de Wajir, ambas cerca de la frontera con Somalia, según informó la Policía, que acusó de los ataques a la milicia radical islámica de Al Shabab.

 

Hace dos semanas, un policía resultó muerto y otros tres heridos de gravedad cuando su vehículo explosionó después de pasar por encima de una mina en Dadaab.

 

A este incidente mortal le siguió otro en Mombasa, el pasado día 15, donde varios hombres lanzaron tres granadas en un restaurante, en el que murió un vigilante de seguridad y al menos seis personas resultaron heridas.

 

Kenia ha sufrido esos atentados desde que el Ejército keniano iniciara el pasado 15 de octubre una ofensiva en Somalia contra Al Shabab, que ha amenazado varias veces con atacar como represalia a la población de Kenia.

 

Las fuerzas kenianas entraron en Somalia dos días después del secuestro de dos cooperantes españolas de la ONG Médicos sin Fronteras en el campo de refugiados fronterizo de Daabad (noreste de Kenia), el cuarto que se producía en poco más de un mes, todos ellos supuestamente obra de Al Shabab, según las autoridades kenianas.

 

La milicia, que este año anunció su adhesión a la red terrorista Al Qaeda, combate desde 2006 al Gobierno Federal de Transición somalí y la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) para instaurar un Estado musulmán de corte wahabí en el país.

 

Somalia vive en un estado de guerra civil y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas, señores de la guerra tribales y bandas de delincuentes armados.