En el principio fue el twett y el retwett era con las revueltas. Desde el viernes 18 de mayo la ciudad de México se encuentra en un estado euforia provocada por las marchas #YoSoy132, #MarchaAntiEPN y #MarchaProAMLO. Si en el mundo del fuera del teclado son porras y pancartas, en el Universo140 son los hashtags, retuits y trending topics.

 

Y cuando despertó… el Twitter estaba allí. “Ay señora, me da mucho gusto que los jóvenes hayan despertado”, le dijo una mujer como de 60 años a otra al finalizar el mitin de Andrés Manuel López Obrador en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. ¿En realidad hay un despertar o sólo es algo pasajero? Aunque muchos analistas señalan que del tweett o el face a la urna hay mucho trecho resulta muy interesante medir el clima social en este pequeño termómetro de opinología para ver la parte del bosque que no es retratado por Su Señoría La Caja Idiota.

 

Ya no estamos (tan) conectados a la televisión así como nuestros padres y abuelos, pues el chip que sincroniza nuestros dedos de la mano con esa parte del cerebro que produce las ideas se llama smartphone o laptop, mecanismo que nos ayuda a decodificar con mucha desconfianza los contenidos lanzados por las estratosferas del mainstream informativo. Con demora se han dado cuenta de que ahora ya no vemos el mundo como un haz luminoso enviado desde el cenit como una orden; ya no somos los zombis que se sentaban las noches de domingo a perder el tiempo con el programa de Siempre en Domingo o a recibir clases con el Maestro Jirafales.

 

 

Los nómadas que en los últimos días han marchado en las calles de la neoTenochtitlán armados con su cuenta de Twitter y Facebook no sólo se oponen al regreso del viejo régimen sino exigen el cambio en las políticas macroeconómicas, políticas y culturales que tienen a más de 52 millones de mexicanos en la pobreza. Jacques Attali define a internet como “un lugar sin carencias, un espacio protegido contra la herencia, un paraíso de librecambio donde, al fin, se podrá construir un consumidor insomne, un embajador infatigable, un hombre nuevo, limpio, libre de todo lo que ensucia y limita” (Diccionario del Siglo XXI).

 

En diciembre de 2010 comenzó a poner se moda los términos “revolución Twitter” y “revolución Facebook” por las revueltas en el mundo árabe; las protestas online y offline precipitaron la caída de los dictadores de Túnez y Egipto. Fueron empleadas como caja de resonancia para transmitir al mundo entero los reclamos de los manifestantes que compartían fotos, videos y streaming.

 

Imposible conocer los alcances de esto que ya denominan el despertar de la juventud mexicana, lo que sí vemos es que es una protesta colectiva que se alimenta de retweets para expandir lo más que se pueda el malestar contra el sistema político que ha gobernado al país en los últimos 80 años. El grupo de hacktivistas agrupados en Anonymous aseveran que “Twitter ha sido un aliado de las revoluciones y una herramienta muy importante”, esto mismo han dicho los creadores de la red social de los 140 caracteres en su post Los twetts deben fluir: “Esta libertad permite que exitan Tweets que lleven al cambio positivo en un país reprimido”. No estamos en las mismas condiciones que Túnez o Egipto, esto no es la Primavera Árabe, pero sí la reacción en contra de las “verdades” y posiciones de un sector en el poder o que aspira a él. Nada menor. Los twetts deben fluir.

 

@urbanitas