En el segundo ensayo de debate de los cuatro aspirantes al Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, abanderado de las izquierdas, volvió a salir airoso ante las críticas de corrupción de sus tres contrincantes: Beatriz Paredes, del PRI-PVEM; Isabel Miranda de Wallace, del PAN; y Rosario Guerra, de Nueva Alianza.
 
Durante las dos horas del debate, organizado por la periodista Carmen Aristegui, los candidatos se lanzaron ataques y descalificaciones personales y contra sus partidos.
 
Sin embargo, la discusión mayor fue entre Paredes y Guerra, ambas de origen priista, quienes incluso pusieron fin a su amistad.
 
En la dinámica del debate se permitió poner contra la pared a los cuatro candidatos, al preguntárseles sobre claroscuros de su pasado personal o como funcionarios.
 
Wallace fue cuestionada sobre su presunto pasado carcelario; Guerra tuvo que explicar su relación con la maestra Elba Esther Gordillo; Paredes debió aclarar su omisión ante las reformas antiaborto por gobiernos priistas; y Mancera sus presuntos vínculos con Televisa a causa de la balacera en el Bar-Bar.
 
La panista salió adelante al señalar que ella ha presentado las pruebas de que no cuenta con antecedentes penales y aprovechó para señalar que las autoridades del DF son las que intentaron extorsionarla en su momento en la delegación Tlalpan.
 
Rosario Guerra negó cualquier vínculo con Elba Esther Gordillo y afirmó que su candidatura la obtuvo gracias a su amigo, también ex priista, Jorge Gaviño, líder de Nueva Alianza en el DF.
 
Sobre su actuación en el tema de aborto, Paredes aseguró que en ningún momento ha estado en contra y prometió que al llegar al gobierno de la ciudad no habrá marcha atrás de los derechos que se han conquistado.
 
“Quienes me conocen saben que siempre he estado a favor”, dijo.
 
En tanto, Mancera dio una explicación técnica sobre el caso del Bar-Bar, donde fue baleado el futbolista Salvador Cabañas.
 
“Todos los eventos que pude atender en la Procuraduría lo hice de frente, nunca usé voceros; el caso quedó en que lo reclasificado apuntó a encubrimiento, no teníamos el inmueble asegurado, se puso a disposición del Tribunal de Justicia; nunca he personalizado ningún asunto del tema de justicia”, sostuvo.
 
Al comienzo del debate, Isabel Miranda de Wallace lanzó su ataque contra los políticos convencionales quienes, aseguró, no han sabido gobernar y fue la primera en señalar la corrupción que impera en el gobierno de Marcelo Ebrard.
 
La ex priista Rosario Guerra concordó en el sentido de que es la “hora de los ciudadanos”, no obstante, enfiló sus baterías contra las cúpulas partidos que mantienen el control de los espacios e impiden el paso a los ciudadanos.
 
La ex líder nacional del PRI no se enganchó en las críticas a los partidos, sino se sumó a los señalamientos a los gobiernos del PRD y dio sus propuestas para garantizar la opacidad y corrupción en la ciudad de México.
 
Miguel Ángel Mancera no dejó pasar las críticas y aseguró que el gobierno ha sido reconocido en materia de transparencia.
 
Después Wallace intentó meter en la discusión a Mancera al señalar que la ciudad tiene una enorme deuda a causa de sus obras, que incluso durará 19 años.
 
Mancera la invitó a presentar las pruebas, pero la panista no contaba con los datos exactos.
 
A partir de ahí, Guerra y Paredes se enfrascaron en una discusión en la que la neoaliancista llamó “amiga” a Paredes, pero más tarde vendría el reproche de la priista, quien calificó de una “farsa” la actitud de su ex correligionaria.
 
Los aspirantes al gobierno del DF sostuvieron su primer encuentro a nueve días del arranque de campañas y en ese espacio mostraron cordialidad e incluso se invitaron mutuamente a participar en sus equipos tras la elección del próximo 1 de julio.