A pesar de las apuestas, algo hubo de debate, sin intensidad, desestructurado, con la mancuerna Josefina-Andrés Manuel en contra de Enrique Peña Nieto. En todo momento cuidaron su imagen ante las cámaras, aunque esto costara no mostrar los papeles con los que atacaban, la mayor constante: la incapacidad de los candidatos a responder las preguntas.

 

El mejor librado y que quedó fuera del juego, Gabriel Quadri, lo dijo claramente “subrayo el asombro que me causa que los políticos no contesten las preguntas”.

 

El rígido formato limitó la posibilidad de un debate a fondo, en el que los candidatos pudieran enfrentarse en algún tema, lo que sucedió fue que únicamente se buscó el efectismo, las frases hechas y los lugares comunes.

 

A falta de interés, lo que se convirtió en el tema del momento y que de inmediato subió a redes sociales fue la presencia de Julia Orayane, la edecan captada por la televisión al inicio del debate.

 

Fueron dos horas donde las descalificaciones mutuas, acusaciones de corrupción, opacidad, ausentismo, deshonestidad y hasta el caso Paulette sobre todo entre los candidatos del PRI, PAN y PRD, fueron aderezadas con algunas propuestas, casi ninguna novedosa, y al final una sensación de que no hubo un claro ganador de este primer debate.

 

Josefina Vázquez Mota, quien nunca perdió su mejor ángulo ante la cámara, ni dio énfasis o intensidad a las frases, ni quitó la sonrisa, fue quien inició el ataque, al señalar que en su gobierno en el Estado de México, el priista Enrique Peña Nieto provocó que se desplomaran los índices de competitividad.

 

A pesar de que el candidato priista había asegurado que iría al debate con propuestas y no con ataques, inmediatamente criticó a la panista Vázquez Mota al contestarle que lo grave es que trata de hablar con la verdad y que no dice que la falta de acuerdos se debió a sus ausencias en la Cámara de Diputados.

 

Peña Nieto, cayó en el juego de sus contrincantes, incluso cuando el perredista López Obrador y la panista Vázquez Mota lo atacaban se equivocó en las palabras y en lugar de decir es mi propuesta central, dijo es mi pobreza central.

 

Andrés Manuel López Obrador fue muy parecido al que conocíamos, lento en su hablar, con los mismos ademanes hizo caso omiso de los temas,  como lo dijo desde el principio dio su explicación de los grandes hombres del poder que se quedaron con México y mostró papeles en los que nunca explicó cuál es la fuente.

 

En respuesta, Peña Nieto trató de reventar la bandera de honestidad de López Obrador cuando le recordó que presume de honesto pero se rodea de gente corrupta como René Bejarano.

 

El único con énfasis y ganas y al que menos le preocupaba verse bien ante las cámaras fue a Quadri, quizá es el que logre subir el registro de su partido.

 

 

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