Está pero no está. Viaja a La Habana como si de un estado venezolano se tratara. Le pide a Dios que no se lo lleve. Que lo deje gobernar a gusto.

 

A pesar de que su enfermedad la ha utilizado para montar un reality show, muy pronto se dará cuenta de que la sociedad no quiere ser gobernada por un presidente enfermo. No buscará el voto útil. A los venezolanos les pedirá el voto lastimoso.

 

Paradojas de vida. El hombre cuyo único deseo de vida ha sido convertirse en la sombra de Fidel para que un día, sin Castro, él lleve en su interior el alma revolucionaria, se encuentra gobernando desde un hospital.

 

Muy pronto habrá elecciones en Venezuela y el preámbulo de las mismas se desarrollará en Estados Unidos. La bomba se llama Eladio Aponte. No hace mucho tiempo era alguien más que un aliado chavista. Muchos venezolanos lo llamaban el Baltazar Garzón de Hugo Chávez. Ya no.

 

El que fuera magistrado hasta hace muy poco tiempo, escapó a Estados Unidos vía Costa Rica para protegerse en los brazos de la DEA. La mejor definición de Eladio Aponte la hizo la semana pasada Nicolás Maduro, el canciller venezolano: “ex magistrado que le vendió su alma al diablo”. Maduro traicionó a la revolución bolivariana al revelar casos de narcotráfico, corrupción y manejo de la justicia desde el gobierno chavista.

 

El tema no es nuevo. El hoy presidente colombiano, Juan Manuel Santos, (cuando se desempeñaba como ministro del entonces presidente Uribe) comprobó que el gobierno de Hugo Chávez y el grupo terrorista de las FARC mantenían alianzas empresariales cuando Colombia decidió atacar sus campamentos en territorio ecuatoriano (abril de 2009). Muchos dudaron. Las famosas computadoras recuperadas por el ejército colombiano así lo demostraban.

 

En aquél entonces el magistrado Aponte mantenía una estrecha relación con Chávez. Con las revelaciones de Santos, se supo que las FARC ya no tienen nada que ver con su misión fundadora; una guerrilla movida por la ideología. Ahora, se han convertido en un importante cartel de la droga.

 

Ahora, perseguido por el gobierno chavista, logró viajar a Costa Rica para ponerse a las órdenes de la DEA.

 

Eladio Aponte hablará y pondrá en serios aprietos a Chávez quien desea postularse una vez más como candidato presidencial.

 

En San Juan, Costa Rica, Aponte dejó claro que él se ha convertido en un misil que amenaza con impactar en Caracas. “Es una falacia que el Poder Judicial sea independiente (…) de la presidencia salen las líneas conductoras de la justicia en Venezuela (…) el vicepresidente es el que maneja la justicia a través de una reunión todos los viernes”.

 

Eladio Aponte es un ex fiscal militar que durante muchos años se desempeñó como brazo armado de la “revolución de la justicia”, como en algún momento la definió el presidente venezolano que hoy gobierna desde su cuenta de Twitter.

 

La DEA sabe que Aponte tiene vínculos con un narcotraficante llamado Walid Makled.

 

Nicolás Maduro insiste que Aponte es apoyado por los opositores chavistas, por esa razón salieron a la luz pública las relaciones del entonces magistrado con el narcotráfico. “Yo sé que me van a llamar traidor. Y lo asumo. Pero yo fui vilmente traicionado. Fui vilmente humillado. Fui vilmente manipulado (…) fui traicionado” (La Nación, 20 de abril).

 

En realidad, Aponte es una caja de Pandora. Conoce demasiado los temas más oscuros de Chávez.

 

Muchos investigadores coinciden en que Aponte y Chávez eran algo más que aliados. “Aponte formó parte de una mafia que involucraba desde el presidente hasta el más inexperto de los jueces, con el objetivo de controlar totalmente la justicia: presos políticos, cierre de medios de comunicación, protección a narcos y a militares corruptos. Una mafia incrustada en las estructuras del Estado”, declaró el jefe de redacción del periódico venezolano El Universal, Elides Rojas.

 

Aponte, desde Estados Unidos, implicó al ministro de Defensa, el general Henry Rangel con el narcotráfico y con las FARC.

 

Hugo Chávez, desde la nueva sede de su gobierno, ha utilizado su cuenta de Twitter para hacerse el chistoso con el tema: “Un saludo muy especial a mi fuerza armada. ¡Palante, general Rangel Silva!”

 

Finalmente, Aponte sostiene que sí existen presos políticos en Venezuela. En especial menciona a los golpistas que intentaron derrocar a Chávez en 2002. También menciona al diputado Mazuco y al general Francisco Usón. También acusa a Chávez de llamarlo “directamente” en el caso “Paracachitos”, un falso golpe de Estado con paramilitares colombianos, “para que condujera las investigaciones de una manera conveniente para el gobierno”.

 

Aponte se encontraba en la clandestinidad pero el pasado martes apareció en Washington.

 

Mientras tanto, Hugo Chávez insiste en tomarle la estafeta a Castro. Desde un hospital de La Habana gobierna gracias a Twitter.

 

Sus únicos interlocutores son Fidel Castro y Dios. Ellos, se convertirán en asesores de campaña. Chávez no necesita a nadie más.

 @faustopretelin