BUENOS AIRES. La presidenta argentina, Cristina Fernández, ordenó la intervención inmediata de la petrolera YPF y envió al Congreso un proyecto de ley para expropiar el 51 por ciento de las acciones de la compañía, controlada por la española Repsol.

 

Apenas unos minutos después del anuncio de la mandataria, transmitido en cadena nacional, la Bolsa de Buenos Aires suspendió la cotización de YPF y funcionarios argentinos se presentaron en la sede de la petrolera y expulsaron a sus ejecutivos.

 

El subsecretario de Coordinación del Ministerio de Planificación de Argentina, Roberto Baratta se presentó con una lista de directores, entre ellos el español Antonio Gomis, director general de Repsol en Argentina, para solicitarles la renuncia y les ordenó que tomaran sus pertenencias personales y abandonaran el edificio.

 

Arropada por ministros, gobernadores, dirigentes oficialistas y empresarios afines al Gobierno, Fernández informó en la Casa Rosada, por sorpresa, de la intervención de YPF, participada en un 57.43% por Repsol, y del avance en su expropiación, en un acto que no figuraba en la agenda oficial del día.

 

“Declárase de utilidad pública y sujeto a expropiación el cincuenta y uno por ciento del patrimonio de YPF Sociedad Anónima representado por igual porcentaje de las acciones Clase D de dicha empresa pertenecientes a Repsol YPF S.A”, señala el proyecto de ley.

 

La iniciativa declara de interés “público nacional” el sector de los hidrocarburos y apunta que la valoración de la compañía correrá a cargo del gubernamental Tribunal de Tasación, pero no explica de dónde saldrán los fondos para el pago de las acciones que se expropiarán.

 

La presidenta logró vencer la resistencia interna de varios gobernadores sobre la expropiación de YPF al anunciar que, de las acciones expropiadas, el 51 por ciento será para el Estado y el 49 por ciento restante para las provincias productoras.
“De proseguir la política de vaciamiento, con no producción y no exploración, prácticamente nos convertiríamos en un país inviable, no por falta de recursos sino por políticas empresariales”, subrayó Fernández en su discurso en la Casa Rosada.

 

El proyecto de ley que se envió ayer mismo al Congreso consta de “19 artículos, con 50 páginas de fundamentos claros y precisos” para expropiar el 51 por ciento de YPF y “recuperar la soberanía hidrocarburífera”, dijo la presidenta.

 

“Esto es una política de Estado que debe unirnos a todos los argentinos”, ha agregado la mandataria, que confía en la aprobación del proyecto en el Congreso, donde el oficialismo tiene mayoría absoluta, a pesar de que requiere del apoyo de dos tercios del Senado y de la Cámara de Diputados.

 

Al término de un discurso de más de una hora, Fernández evocó la figura de su esposo y antecesor en el cargo para justificar su decisión.

 

“A él le habría gustado una YPF pública”, dijo Fernández con lágrimas en los ojos en alusión a su esposo y antecesor, Néstor Kirchner, pero olvidó mencionar que ambos apoyaron la privatización de la petrolera y que fue precisamente el expresidente quien abrió la puerta a la entrada del grupo argentino Petersen en la compañía con el 25.46 por ciento de las acciones.

 

Para aminorar críticas del exterior la presidenta dijo: “Tengamos en claro, que las empresas que están aquí, son empresas argentinas, aun cuando tengan accionistas extranjeros y no nos molestan las rentabilidades y si no que se fijen en las rentabilidad de algunas de origen español”, ha dicho en referencia a otras grandes compañías españolas que operan en su país.

 

Fernández ha insistido en que “toda empresa argentina cuyos accionistas sean extranjeros tengan la certeza de que en la medida que acompañen el crecimiento del país: vamos a seguir trabajando codo a codo”, insistió Fernández.
Sobre la inversión que se ha hecho a YPF dijo: “Vamos a hacer una conducción de la empresa absolutamente profesionalizada”, afirmó Fernández, que denunció que YPF invirtió 8 mil 813 millones de dólares entre 1999 y 2011, periodo en el que obtuvo ganancias netas por 16 mil 450 millones de dólares, de los cuales repartió 13 mil 246 millones entre sus accionistas.