A lo largo de los últimos meses se han estado debatiendo las cifras sobre el empleo informal en el país, y se ha establecido como uno de los problemas estructurales más importantes, que es a la vez causa y consecuencia del mediocre desempeño económico que ha presentado el país durante los últimos años.

 

Es por eso que se muestran dos propuestas que, desde organismos internacionales y de experiencias de países, pueden resultar útiles para ser discutidas desde la actual campaña presidencial.

 

En primer lugar, el asunto de la “flexiseguridad laboral”, a partir de la cual el país pueda implementar dos reformas sustanciales para corregir las distorsiones del mercado de trabajo: primero una reforma laboral que facilite a las empresas los mecanismos para contratar y/o despedir a las personas, situación que se vuelve indispensable para adaptarse a la mayor volatilidad económica que acompañan al actual capitalismo.

 

En segundo lugar, se requeriría una reforma fiscal que ayude a mejorar los sistemas de seguridad social para que los se compensen los costos de una mayor flexibilización.

 

En ese sentido, dos opciones de reforma que no son mutuamente excluyentes, por un lado, la impulsada por Santiago Levy y otros académicos, en la cual se establezcan impuestos generales al consumo que permitan financiar la seguridad social de la población, y que con ello se puedan reducir paulatinamente las contribuciones sociales de empresas y empleados, que desincentivan tanto a empresas como a empleados a entrar en el sector laboral formal.

 

Y por otro lado están las lecciones europeas de las reformas fiscales verdes que, a través de la imposición a las actividades económicas que son altas en emisiones de CO2, podrían obtener ingresos fiscales que permitan eliminar también las contribuciones a la seguridad social que encarecen las actividades formales.

 

Esta situación crearía lo que se conoce como un doble dividendo, en donde el impuesto incentiva el cuidado del medio ambiente y, a su vez, permitiría reemplazar otros impuestos que distorsionan de alguna manera el mercado de trabajo en el país.

 

Es por eso que estas propuestas no deberían pasar desapercibidas en la actual campaña presidencial. Los mexicanos deberíamos exigir claridad a los candidatos en cuanto a las propuestas para resolver uno de los lastres históricos con los que ha cargado el país, lastre que nos impide ser una economía que genere mayor prosperidad económica y social para su población.

 

* Maestro en Políticas Públicas egresado del CIDE, coordinador del área de investigación y análisis en Contorno, Centro de Prospectiva y Debate.

paulo.cantillo@contorno.org.mx, @pcantillog