Una verdad muy cierta es aquella que dice: de la vista nace el amor porque lo primero que nos atrae de una persona es su apariencia física y no su gran corazón o su nobleza. Según el libro Por qué los hombres quieren sexo y las mujeres necesitan amor, escrito por Allan y Barbara Pease, aproximadamente una de cada 50 personas tiene la química adecuada para cada ser humano.

 

El cerebro está diseñado de tal forma que, cuando alguien elige una pareja, lo hace porque el cerebro tomó como referencia mapas mentales predeterminados.

 

Con esta referencia es contundente que, es el cerebro y no el corazón quien a través de neurotransmisores envía señales de que una persona nos gusta.

 

Todas esas señales que envía el cerebro cuando estamos enamorados tienen en nosotros el mismo efecto que el consumo de dosis continuas de cocaína.

 

Considerando lo anterior, el amor es un estado físico-químico de “demencia temporal”, en el que se liberan sustancias como la dopamina, la oxitocina, la vasopresina, la feniletilamina y la serotonina; la química entre una pareja depende de que ambos libere estas sustancias al mismo tiempo.

 

Georgina Montemayor Flores, investigadora de la Facultad de Medicina de la UNAM, explica que en las etapas iniciales del amor perdemos la compostura porque “se activan las zonas que controlan emociones, como el tálamo, la amígdala, el hipotálamo, el hipocampo, el giro cingulado (responsable de la asociación de memorias a olores y al dolor) y las partes del sistema límbico (principal responsable de nuestra vida emocional, y la formación de memorias)”.

 

 

El llamado amor verdadero, explica la especialista, llega cuando se produce en el cerebro la feniletilamina que se encarga de inundarnos de dopamina, esta sustancia es el neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer. La norepinefrina y oxitocina son los otros mensajeros químicos del deseo sexual.

 

 

Mientras estamos enamorados también liberamos serotonina que nos lleva a un aumento progresivo del bienestar y la felicidad con mayor estímulo sexual.

 

 

“Estos compuestos combinados hacen que estemos horas pensando en la otra persona, que estemos todo el tiempo a la expectativa de si nos llama no nos llama y también son responsables de las mariposas en el estómago”, agrega Montemayor.

 

 

La anatomista, señaló que el cerebro no puede resistir todo el desgaste que implica estar enamorado, por ello es que al amor en su etapa más fuerte tiene fecha de caducidad que va de los 18 a los 48 meses.

 

 

Explica que el amor pasa por tres fases: la primera es el deseo sexual, lo que nos hace tener un primer contacto con una o varias personas al mismo tiempo. En esta fase, nuestro cuerpo libera dopamina, que actúa a nivel del sistema nervioso central y que se relaciona con las sensaciones de placer y la motivación.

 

 

Aquí también actúa la primera capa de la corteza cerebral prefrontal, encargada de la toma de decisiones, y es desde aquí cuando el cerebro dice si queremos pasar o no a las siguientes fases.

 

 

La segunda es el amor verdadero, fase en la que se desarrolla el “apego”, ese sentimiento que nos lleva a realizar planes de vida con esa persona, en esta etapa es muy fácil que se rompa la relación porque ya pasó el entusiasmo inicial y es aquí donde uno tiene que decidir si quiere pasar el resto de su vida con ese compañero. “El deseo sexual se puede sentir por muchas personas al mismo tiempo, pero sólo se puede estar enamorado de una persona a la vez y eso se da en esta fase”, dice Montemayor.

 

 

En esta segunda fase, nuestro organismo empieza a liberar oxitocina y vasopresina, la primera es una molécula generada de forma natural por el hipotálamo que regula varios procesos fisiológicos como las emociones.

 

 

La vasopresina actúa en algunas partes del cerebro, siendo parcialmente responsable de la formación de los recuerdos, por eso en esta etapa es cuando ya empezamos a tener una historia de vida con esa persona.

 

 

La tercera fase es el enamoramiento, cuando ya tenemos un plan de vida con la o el elegido y la relación entra en su momento más intenso. Aquí liberamos feniletilamina, una sustancia producida en el cerebro estimulante del sistema nervioso que nos provoca euforia, la perdida del apetito y la capacidad de prescindir del sueño, tal como sucede en muchos enamorados.

 

 

En el enamoramiento se activan sustancias químicas en el cerebro, que ocupan todas las neuronas y no se puede sino pensar en el ser amado. Por ello, también se le compara con un estado obsesivo compulsivo.

 

 

“Aquí pueden desarrollarse muchas actividades en conjunto para que el cuerpo siga liberando dopamina o oxitocina como el deporte extremo, estudiar juntos, hacer ejercicio, bailar y rezar”, comenta la investigadora de la UNAM.

 

 

Pero así como el cerebro nos ordena enamorarnos, también nos ordena desenamorarnos a través que un proceso natural en el que se aumentan los niveles de oxitocina, la hormona del apego, incompatible con la pasión romántica “y entonces, toda esa pasión que sentías al principio por la persona se va y se convierte en cariño familiar, describió Montemayor Flores.

 

 

Y cuando ya no estás enamorado tu cuerpo puede tardar hasta cuatro años en desintoxicarse de todos aquellos altibajos”.

 

 

LO QUE BUSCAN ELLAS

-Hombres con figura de triangulo invertido, es decir, con hombros anchos y caderas estrechas porque este tipo de anatomía las hace sentirse protegidas

-Generalmente que sean más altos que ellas

-Que tengan sentido del humor porque es un indicativo de que están con un hombre inteligente.

-Simetría en el rostro: que el lado izquierdo sea similar al derecho porque esto es señal de que sus genes son “exitosos”.

-Que comparta su idea de una relación permanente.

 

 

 

Lo que buscan ellos

-Mujeres de caderas redondas porque esta es una señal de fertilidad

-Una combinación entre nana y mamá porque también les gusta sentirse protegidos y recibir cariño

-Si quieren una relación pasajera buscan mujeres con energía sexual porque los hombres son infieles cada que existe una mujer disponible

 

 

FUENTE: Georgina Montemayor Flores

 

 

 

FRASE

 

“El cerebro no puede resistir el desgaste de estar enamorado, por ello el amor en su etapa más fuerte tiene fecha de caducidad, de los 18 a los 48 meses”.

 

“Cuando ya no estás enamorado tu cuerpo puede tardar hasta cuatro años en desintoxicarse de todos aquellos altibajos”