El futbol, como la vida, es de rachas… Y más siendo delantero.

 

Momentos en los que la pelota se deja querer por el ofensivo y todo remate toma rumbo de gol; momentos en los que el balón trata al artillero con despecho y todo intento de disparo sale desviado.

 

La realidad es que la primera temporada de Javier Hernández en el Manchester United fue algo más que un sueño. Llegaba para ser cuarto delantero (detrás de Rooney, Berbatov, Owen) y terminó siendo titular con rol protagónico en momentos estelares de la campaña.

 

Sin embargo, cada gol que metía, cada partido que salvaba, cada talento que exhibía, se iba convirtiendo en loza para la siguiente campaña: entre mejor lo hiciera el mexicano en ese primer ejercicio, más pesada le resultaría la meta a superar. Avanzaban los cotejos, el United se metía con autoridad hasta la final de la Champions, ganaba la Liga Premier, y Javier no sólo totalizaba hasta 20 goles, sino que conseguía anotar al menos cada tres partidos (tweets de sus compañeros lo ponían en un pedestal; Rooney, diciendo cuánto disfruta jugar con él; Rio Ferdinand calificando su fichaje como el mejor del año; algunos periodistas ingleses, eligiéndolo nada menos que futbolista del torneo).

 

¿Qué ha sucedido en esta segunda temporada europea del tapatío? De entrada, un verano diferente al de sus compañeros al haber viajado a la Copa de Oro tras finalizar el torneo. Así, su descanso y por ende su pretemporada, comenzaron después. Para continuar, se pospuso su debut debido al misterioso pelotazo que sufrió en la gira estadounidense (la incertidumbre creció cuando el médico de Chivas declaró que el delantero padece un problema neurológico). Finalmente Javier logró tomar ritmo y cayeron los goles. Mantenía la titularidad hasta que más lesiones emergieron, primero tras una brutal entrada de Ashley Cole (defensor del Chelsea) y luego por sí sólo frente al Aston Villa.

 

Todos esos antecedentes alejaron a Chicharito de la titularidad y consistencia. Aumentaba la presión en el United por la penosa eliminación en la Champions League, crecía el miedo a sus vecinos del Manchester City que escapaban en la liga, y Hernández lucía ansioso, fuera de ritmo, predecible.

 

A mitad de semana se rompió la mala racha de la forma más simple: un penalti a favor del United, los tiradores estelares fuera del campo y el mexicano –aún sin ser un cobrador particularmente certero- pidiendo balón. Cobró con solidez y la sequía finalizó.

 

Este domingo rescató un valioso empate con un remate de cabeza tras ingresar como relevo. Otro gol en el área chica, critican sus detractores. Otro gol que salva un partido, les contestaría yo.

 

Está claro que sigue siendo reserva tras Rooney y el joven Danny Welbeck. Está claro, tal como él mismo advertía, que ahora no sólo lo conocen mejor los defensas, sino también los entrenadores rivales. Y está claro que la segunda temporada es particularmente difícil por compararse con un gran año debut.

 

Pero la estrella vuelve y con ella la confianza. Dos ingredientes indispensables para describir a la mejor versión de Javier.

 

@albertolati

 

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