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Un equipo científico de la Universidad de Oregon, EU, creó los primeros monos quiméricos del mundo, animales normales y sanos compuestos por una mezcla de células de hasta seis genomas diferentes, informó hoy la revista Cell.

 

“Las células jamás se fusionan, pero permanecen juntas y cooperan para formar los tejidos y órganos”, dijo Shoukhrat Mitalipov, del Centro Nacional Oregon de Investigación de Primates, en la Universidad de Salud y Ciencias de Oregon.

 

“Las posibilidades para la ciencia son enormes”, añadió.

 

El logro de los científicos tiene muchas promesas para la investigación ya que, hasta ahora, la producción de animales quiméricos se ha limitado a los ratones, según el artículo.

 

El estudio también indica que podría haber límites al uso de células madre de embrión cultivadas.

 

Los monos quiméricos nacieron después de que los investigadores adhirieran embriones separados de monos rhesus y los implantaran, exitosamente, en madres.

 

La clave del experimento fue la mezcla de células desde etapas muy tempranas de los embriones cuando cada embrión individual es totipotente, es decir que sus células pueden producir un animal completo como asimismo la placenta y otros tejidos que sustentan la vida.

 

Esta característica de totipotente es diferente de las células madre pluripotentes que pueden diferenciarse para formar diferentes tejidos en el cuerpo, pero no para producir tejidos extra embriónicos u organismos enteros.

 

En la mitología griega la Quimera era un monstruo que vomitaba llamas y tenía tres cabezas una de león, una de cabra y una de serpiente que salía de su cola. En biología molecular, una quimera es una proteína artificial creada uniendo dos fragmentos de proteínas diferentes.

 

Los esfuerzos iniciales del equipo de Mitalipov para producir monos quiméricos mediante la introducción de células madre de embriones cultivadas en embriones de mono, fallaron. Ese era el método bien establecido para la producción de ratones quiméricos, explicó el artículo.

 

Los ratones quiméricos han sido de gran utilidad en la investigación biomédica ya que permiten la producción de ratones en los cuales se han suprimido genes seleccionados, indicó Mitalipov.

 

El investigador señaló que, aparentemente, los embriones de primate impiden que las células madre de embrión cultivadas se integren como lo hacen en los ratones.

 

El estudio también señala que las células madre de primate cultivadas y las células madre de embrión humano, algunas de las cuales han permanecido conservadas en laboratorios hasta por dos décadas, quizá no sean tan potentes como las que se encuentran dentro de un embrión vivo.

 

“Tenemos que retornar a lo básico”, dijo Mitalipov. “Necesitamos estudiar las células madre de embrión cultivadas y también las células madre en los embriones”.

 

Los científicos, según Mitalipov, no pueden “modelar todo sobre la base de los ratones”.

 

“Si queremos pasar las terapias con células madre de los laboratorios a las clínicas, y de los ratones a los humanos tenemos que entender qué es lo que esas células de primate pueden y no pueden hacer”, agregó. “Tenemos que estudiarlas en los humanos, incluidos los embriones humanos”.

 

Mitalipov aseguró a la revista que “no hay uso práctico ni intención alguna de producir humanos quiméricos”. (EFE)