Además del Distrito Federal hay doce entidades que enfrentan el reto de ubicar nuevos tiraderos de basura, de lo contrario enfrentarán “problemas de grandes dimensiones” como ocurre actualmente en la Ciudad de México con el cierre del Bordo Poniente.

 

Por separado, un informe de la Organización Amigos de la Tierra y el compendio Estadístico Anual de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales de México advierten que dichas entidades producen al día más de un millón de toneladas de basura y no hay verteros adecuados para depositarlas. Tampoco existe la conciencia de separar los residuos, lo cual, en tres años pondrá en aprietos a los gobiernos municipales y estatales, principalmente a los del Estado de México, Distrito Federal, Jalisco, Veracruz y Nuevo León.

 

Según el informe de la Semarnat, los otros cinco estados con mayor generación de basura en el país son Puebla, Guanajuato, Baja California Norte, Chihuahua y Chiapas y aunque algunos han implementado acciones municipales para controlar el problema su producción de basura crece a un ritmo de 2.5% anual y cada ciudadano genera en promedio 1.3 kilos de desechos diarios cuando lo aconsejable por los organismos ambientales son 800 gramos.

 

“El sistema integral de residuos debe orientarse a recoger los ya separados y mantenerlos en distintos tipos de compartimientos para trasladarlos a plantas municipales con sistemas de bandas y estaciones de selección de materiales”, recomienda Gerardo Bernache Pérez, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas) y autor del libro Cuando la Basura nos Alcance.

 

México genera al año 39.1 millones de toneladas de basura, las 10 entidades con más desechos producen 25.1 millones de toneladas, es decir, más de la mitad y en ocasiones, como ya sucedió con el Distrito Federal, en su territorio falta espacio lo que hace que lleven la basura a otras entidades contaminando el suelo, los mantos freáticos y el aire con la emisión de gases de efecto invernadero (como el metano) a la atmósfera.

 

De no tomar las medidas que propone el investigador estas entidades saturarán los basureros de estados vecinos como ya está pasando con Xonacatan, en el Estado de México, Morelos e Hidalgo que reciben la basura que se genera en la capital del país.

 

En entidades como Jalisco, Nuevo León y el Distrito Federal, ya existen programas de separación de basura, pero aún incipientes. Incluso Nuevo León tiene ya esquemas para el reciclado de basura electrónica, pero la acumulación crece a una mayor velocidad que el reuso y reciclado.

 

Según la Semarnat, en el país existen 650 basureros a cielo abierto, la mayoría ya rebasaron su capacidad, y solamente en 200 sitios controlados, de más de dos mil 500 municipios se separan los desechos. Y de este total sólo 48 tienen el servicio privatizado, por lo que aparte la recolección representa una gran erogación para estados y municipios.

 

El investigador enumera que los principales problemas radican en que la mayoría de los tiraderos a cielo abierto están ubicados cerca de mantos freáticos, como el Bordo Poniente, en el DF o como el Vertedero de Milpa Alta, en Jalisco, donde se cubrieron con basura lechos de arroyos y barrancones para construir viviendas sin antes cerciorarse de que no había contaminación en el suelo.

 

Incluso, cita el caso del vertedero de Coyula, también en Jalisco, donde desde 1989 yacen vestigios arqueológicos sepultados por más de cinco toneladas de basura.

 

“Los gobiernos necesitan aprender a hacer negocio con la basura para evitar que se llegue a estos niveles de saturación de los basureros. Aunque existe una ley sobre residuos sólidos necesitamos aprender a reciclar e incluso exportar basura como ya lo hacen en Estados como Michoacán que le vende basura a China y Estados Unidos”, dice por su parte Martín Rincón, director de sustentabilidad y competitividad de Bio Pappel, el principal reciclador del papel del país.