GINEBRA, Suiza. Los científicos están más cerca que nunca de responder al enigma del llamado “bosón de Higgs”, según el cual existe una escurridiza partícula que explicaría el comportamiento de las partículas elementales y el origen de la masa, en cuya búsqueda se han invertido grandes esfuerzos y recursos.

 

Los investigadores esperan que la partícula, si existe, permita aclarar muchos misterios del universo. El físico escocés Peter Higgs y otros conjeturaron la existencia de esa partícula hace más de 40 años para explicar por qué los átomos, y todo lo demás en el universo, tiene masa.

 

Representantes de los detectores CMS y ATLAS, del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN), presentaron ayer los resultados obtenidos este año y que arrojan indicios “intrigantes” de la eventual existencia de la también conocida como “partícula divina”, considerada crucial para entender la estructura de la materia a nivel subatómico.

 

La conclusión preliminar es que “es demasiado pronto” para dar una respuesta definitiva, aunque la previsión empírica es que al ritmo al que avanza la investigación la cuestión quedara dilucidada a más tardar a finales de 2012.

 

El físico británico Peter Ware Higgs formuló en 1964 el llamado “bosón de Higgs”, que establece que existe una partícula desconocida que explicaría el funcionamiento sobre el que se basa la actual física.

 

Los dos detectores del CERN la buscan en paralelo, y de manera independiente uno del otro, y en el año que termina han llegado a resultados que se encuentran dentro de un mismo rango, pero que estadísticamente todavía no permiten anunciar su descubrimiento.

 

“Ha sido un año fantástico (…), pero se necesitan más colisiones para saber si (el bosón de) Higgs se confirma o no. Sin embargo, hemos realizado un progreso extraordinario y hemos reducido la ventana (donde podría encontrarse la partícula)”, declaró el director general del CERN, Rolf-Dieter Heuer.

 

Para encontrarla, millones de protones por segundo son lanzados en LHC para chocar entre ellos y arrojar una inconmensurable cantidad de datos que, tras un primer filtro, son analizados por los científicos de ATLAS Y CMS.

 

El nivel de energía al que funciona el LHC es el más intenso jamás alcanzado y hace posible que los protones den 11 mil vueltas por segundo por el anillo de 27 kilómetros de circunferencia del acelerador, enterrado a una profundidad de entre 50 y 150 metros, justo en la frontera entre Suiza y Francia.

 

Encontrar la partícula de Higgs no sería para la ciencia como encontrar una aguja en un pajar, sino literalmente como encontrar una aguja en 100 mil pajares, como lo ilustró un científico del CERN en una pasada conferencia.

 

Sin embargo, la portavoz de ATLAS, Fabiola Gianotti, sostuvo en una rueda de prensa posterior a la presentación de los resultados que si se estableciera que la partícula de Higgs no existe sería “igual de emocionante” que lo contrario.

 

“Preferiría que exista, es una partícula que hemos buscado muchos años, que creemos que tiene características diferentes a otras y que permitiría resolver problemas en el Modelo Estándar de la Física, pero si no está allí, debe haber otra cosa más”, explicó.

 

Sobre estos avances, el físico español Juan Alcaraz Maestre, científico del CIEMAT y investigador en el CMS, dijo que con los datos de 2012 “podremos definir lo que está pasando realmente, si se trata de una fluctuación estadística o si hay un partícula”.

 

“Como científico prefiero no pensar si existe o no. Sería interesante encontrarla, pero no encontrarla donde pensamos que está también abriría caminos muy interesantes y excitantes”, añadió.

 

Javier Cuevas, profesor de Física Atómica en la Universidad española de Oviedo y responsable del análisis de datos en el detector CMS, dijo que hay mucha satisfacción en la comunidad del CERN “por lo bien que ha funcionado el detector” en el que trabaja.

 

El detector “ha demostrado una gran eficiencia en la recogida de datos excepcionalmente alta. Se ha logrado más de lo que esperábamos”, comentó Cuevas entusiasta.

 

Para dar una idea del orden de magnitud del experimento, precisó que el detector CMS pesa 12 mil toneladas, es decir un 30 por ciento más que la Torre Eiffel. EFE