Los recursos que se obtienen por trasladar a migrantes indocumentados mexicanos y centroamericanos a Estados Unidos son mayores que los que se alcanzan por el tráfico de drogas, señaló la representante de la ONUDC, Paulina Trujillo.
 
La representante en Chiapas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC) refirió que el combate a la trata de personas requiere un gran movimiento social.
 
En entrevista, señaló que las acciones para hacer frente a este flagelo deben sustentarse en la aplicación de la ley, pero también fundamentarse en una campaña intensa de promoción, sensibilización y prevención, así como de persecución de los delitos y delincuentes.
 
Consideró que el reto y compromiso es cuidar a los migrantes de los riesgos en que se encuentran, al visualizar el problema desde todos los ámbitos, partir de la dignidad de la persona, “pues necesitamos reducir el delito y generar espacios de participación para la prevención”.
 
Admitió el esfuerzo del Consejo Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) que ha iniciado una campaña importante en el tema de la trata de personas ahora con los migrantes, por lo que “refrendamos nuestro compromiso de sumar esfuerzos para combatir con mucha energía este delito”.
 
Trujillo indicó que la trata de personas es una de las esferas prioritarias de la labor de la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, encargada de velar por la aplicación del protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata, especialmente mujeres y niños.
 
También se encarga, expuso, de velar por el protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire, que complementan la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, en particular de aquellas disposiciones relacionadas con los mecanismos de investigación, cooperación internacional e información.
 
Dijo que todos los años hombres, mujeres y niños caen en manos de tratantes de personas en su propio país y el extranjero y añadió que la trata de personas afecta a todos los países, estados, ya sea como naciones de origen o destino o tránsito de las víctimas.
 
Por lo tanto, resaltó que no puede haber omisión, ni impunidad, la responsabilidad de contener este flagelo es de todos.