Las mujeres con mayor nivel socioeconómico son las que menos amamantan a los recién nacidos, en comparación con aquellas que tienen menores recursos, debido al poco tiempo y espacios que tienen las primeras para realizar esta práctica, coinciden especialistas.

 

Otras causas que no favorecen la lactancia por parte de las madres de mayores ingresos son la ignorancia de los médicos sobre los beneficios que otorga esta práctica y el desconocimiento de la técnica correcta para alimentar al bebé.

 

“Está comprobado, porque sólo tienen medio día o un ratito y es en ese momento que les dan de comer”, aseguró Gerardo Tinoco Jaramillo, jefe de Ginecología del Hospital General de zona 2 A Troncoso del IMSS.

 

De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sólo 23% de las madres que dan a luz amamanta a sus hijos, y de estas 56% abandona la lactancia o la combinan con fórmulas lácteas antes de tres días del nacimiento del menor.

 

Teresa González-Cossío, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública subrayó que las mujeres que dan a luz no tienen el tiempo ni los lugares adecuados para cumplir con esta etapa.

 

“El tiempo post parto es muy corto. La lactancia materna exclusiva es de seis meses y la incapacidad es de mes y medio. Además, el medio es hostil hacia las mujeres que lactan: no hay lactarios, las mujeres se tienen que ir a sacar la leche a los excusados porque no tienen un lugar privado donde estén cómodas extrayéndose la leche y guardarlo en pequeños refrigeradores”, aseguró la impulsora de esta práctica.

 

Las madres también tienen miedo de amamantar porque se lastiman o la leche no les baja, y al primer problema que hay los médicos recomiendan darles sucedáneos de la leche, tés o agua, que sustituyan el alimento materno.

 

“Los datos nos dicen que los médicos y las enfermeras recomiendan que tomen mamila por cualquier problema que surge y que abandonan el pecho. Si el niño llora es porque no hay suficiente leche, que sólo hay que darle pecho hasta los seis meses nada más, son algunas razones por las que se interrumpe o combina el alimento materno”, señaló.

 

Aunque la cifra de madres de mayor nivel socioeconómico que amamantan es menor, los últimos estudios del Instituto Nacional de Salud Pública, basados en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2006), revelan una tendencia al alza en el número de estas mujeres, lo que contrasta con la cifra de aquellas con menores ingresos y escolaridad, quienes están dejando de hacerlo.

 

“Desconocemos por qué está sucediendo, ya que hay pocos estudios con las mujeres indígenas o los niveles más pobres, pero nos sorprende porque son las que tienen arraigada esta práctica”, dijo la especialista.

 

Sobre la recomendación de la OMS de amamantar al bebé por lo menos los primeros seis meses de vida, Tinoco Jaramillo destacó que esto aporta una protección natural para los recién nacidos y una oportunidad de la madre para crear un lazo afectivo con el pequeño; un bebé que consume leche materna durante las primeras horas de vida está igual de protegido que aquel que tiene su esquema de vacunación completo, subrayó.

 

Al mismo tiempo se le transmiten los anticuerpos que genera la madre, de acuerdo al lugar donde viven, y el pequeño produce oxitocinas, sustancias que le ayudan a dormir más y a crecer mientras lo hace.