La literatura ha sido uno de los grandes instrumentos del progreso humano, porque gracias a ella, vivimos de una manera distinta a aquella que nos han impuesto en la existencia, coincidieron hoy aquí, los escritores Herta Müller y Mario Vargas Llosa.

 

Al inaugurar el Salón Literario de la Feria Internacional del Libro (FIL), de Guadalajara, los Nobel de Literatura 2009 y 2010 respectivamente, hablaron de su pasión por las letras, su incursión en la literatura y como ésta es hoy una herramienta para “defendernos del mundo”.

 

Ante unas dos mil personas reunidas en el Auditorio “Juan Rulfo” de la Expo-Guadalajara, los Nobel de Literatura provocaron una de las presentaciones más concurridas en el segundo día de actividades del que es considerado el evento más importante en lengua castellana.

 

En sus respectivos idiomas, castellano y alemán, los autores compartieron con los presentes una rica conversación en la que sostuvieron que la literatura ha enriquecido sus vidas de manera increíble y agregaron que al refugiarse en los libros, recobraron no sólo su libertad, sino también su dignidad y la posibilidad de vivir una vida digna.

 

Para Vargas Llosa, aprender a leer fue lo mejor que le pasó en la vida, “pues concurrieron toda una serie de experiencias fuera de la común al viajar en el espacio y el tiempo, y sobre todo vivir una experiencia que jamás podría vivir en la realidad”. “La literatura se me convirtió en algo distinto, no sólo vivir exaltado y feliz, sino en un refugio que además me mantenía cierta dignidad ante el miedo que sentía hacía mi padre, quien era un hombre autoritario que me provocaba miedo, violencia y soledad”, dijo.

 

Señaló que al refugiarse e ingresar en el mundo de los libros, la literatura se convirtió en algo más que un placer, “en una manera de defenderme de todo aquello que me agredía, lastimaba y frustraba el alma”. “Creo que por eso inventamos la literatura, probablemente, los primeros cuentos que nacieron, seguramente, poco después de que apareció el lenguaje humano, surgieron en esas noches de terror de los ancestros y alrededor de las fogatas, se contaban otras vidas, esas vidas precarias y amenazadas.

 

“La literatura es un arma que hemos encontrado desde el principio de los tiempos históricos para defendernos contra un mundo que nunca será lo suficientemente capaz de realizar todas nuestras expectativas y anhelos”, consideró.

 

Para Müller, la literatura no sólo representa el placer sino también dolor, es decir, “el dolor de que los buenos libros siempre son los que duelen, los que me enseñan que el mundo no es feliz, que siempre existe el infortunio, el sufrimiento en el cual yo misma estoy inmersa”.

 

La escritora alemana habló además de la relación de la escritura con la vida y cómo fue que se sumergió en las letras, gracias a la soledad provocada por la dictadura de Nicolae Ceausescu. “Pensé que leyendo los libros podría entender cómo vivir la vida; no leía por razones literarias, sino para entender mejor la vida; vivía bajo una dictadura.

 

“Desde mi niñez me sentía sola y pensaba que las vacas no me necesitaban en el campo, ellas estaban ocupadas y era un ser humano parada al lado de ellas y no sabía que hacer, me encontraba desesperada y tenía una terrible soledad que a la fecha me acecha y amenaza cuando veo un paisaje que me come”, indicó.

 

Destacó que la soledad fue una de las razones por las que se acercó a los libros y agregó que mientras leía, “sentía una unidad y belleza del lenguaje que me mostraba quién era en realidad’.

 

La autora, quien encabeza el grupo de escritores alemanes en esta edición, dijo que en los libros siempre vio lo complicado de la desgracia y aún así “la literatura me consolaba, me reconfortaba, me dolía cuando estaba bien escrita”.

 

“La literatura me reconforta sin engañarme, no importa que me mienta, me dice así es, pero aún así, me ayuda a soportar mejor la realidad cuando la leo.

 

“Es decir, me confirma algo que me desespera, pero a la vez me consuela y este mecanismo es algo que siempre perseguí, no hace falta que mienta la literatura, se que la iglesia miente y habla de Dios y esas cosas, pero cuando necesito de él, no lo veo y no me ayuda”, refirió.

 

De nueva cuenta, Vargas Llosa mencionó que literatura presenta no sólo lo bello sino también lo espantoso y lo horrible, “representa algo que adquiere una calidad gracias a la estética que convierte esa cosa fea y horrible, en algo bello y nos hace gozar”.

 

La literatura, abundó el peruano-español, no sólo nos enfrenta a lo hermoso y exaltante en la vida, sino que nos abre las puertas del horror, de ese lado secreto que quisiéramos ocultar y sepultar de la vida. Posee un mecanismo de mostrarnos y hacerlo sufrir de manera gozosa y feliz. La literatura dice la verdad.

 

Luego de poco más de una hora de compartir experiencias y definiciones en torno a las letras, ambos autores fueron despedidos con un fuerte aplauso.