Noviembre ha sido un mes para el olvido en los mercados financieros globales, el apetito de activos riesgosos por parte de los inversionistas parece haber desaparecido, llevando a una pérdida de valor superior a los 1.2 trillones de dólares tan sólo en los principales índices norteamericanos y europeos. Para tener una idea del tamaño de la cifra, es lo que el déficit público en EU deberá reducirse en los próximos 10 años.

 

La causa de esta caída proviene del viejo continente y se deriva, principalmente, de una serie de problemas económicos fundamentales, los cuales han sido magnificados por la incapacidad de su complicado sistema institucional para dar respuesta al reto.

 

Los países de la periferia europea están fuertemente endeudados y han estado así por un largo tiempo. Este problema no había hecho crisis porque había forma de refinanciar esta deuda de una forma relativamente barata bajo el cobijo del euro. En lugar de aprovechar esta ventaja para desendeudarse, los gobiernos de dichos países continuaron incrementando su déficit a niveles insostenibles, hasta poner en riesgo su solvencia y viabilidad económica.

 

Cuando el problema se suscribía a Grecia, Irlanda y Bélgica, el fondo de rescate puesto en marcha por la Unión Europea podía garantizar algún grado de solvencia y tiempo para permitir que una serie de reformas comenzaran a surtir efecto, sin embargo, ahora la crisis se ha contagiado hacia países cuya potencial insolvencia podrían ser la causa de una crisis de solvencia global que pudiera ser el último empujón que la economía norteamericana necesita para entrar en una nueva recesión. Basta recordar que el mercado italiano es el cuarto mercado de deuda a nivel mundial.

 

A este escenario se agrega el hecho de que las autoridades europeas han carecido de un discurso coherente, en el cual se perciban los ingredientes de una solución integral al riesgo de insolvencia gubernamental y financiera. Su entramado institucional es muy lento para dar respuesta a este tipo de crisis. Tampoco ha habido alguna intervención relevante del FMI.

 

La perspectiva hacia adelante se ve sombría. En las próximas semanas se requiere urgentemente la intervención de alguna autoridad central europea o del FMI para calmar a los mercados por medio del ofrecimiento de una ruta coherente para resolver este problema. La solución seguramente requerirá el apoyo financiero internacional a través del FMI, el cual podría ofrecer recursos frescos a tasas relativamente bajas que permitan a los países en problemas refinanciar sus vencimientos de deuda, lo que podría dar tiempo a que las reformas requeridas funcionen y permitan a los países mejorar su perfil fiscal.

 

Las medidas a tomar por parte de los países son complicadas socialmente, sin embargo, el rompimiento de solvencia y la potencial finalización de la moneda común son alternativas que llevaría probablemente a una crisis global de graves consecuencias.

 

Definitivamente una intervención del Banco Central Europeo (BCE) o del FMI con recursos frescos implicaría un fuerte impacto positivo, sin embargo, no hay que contar con ello por el momento. El gobierno alemán continúa oponiéndose al papel del BCE como prestamista directo a los gobiernos, mientras el FMI continua haciendo rounds de sombra, sin definirse sobre una ruta a seguir.

 

Sin embargo, no todo el escenario es negativo. A pesar de la crisis europea, los datos económicos norteamericanos han mostrado una fortaleza que ha sorprendido al mercado. Al momento, la economía norteamericana parece tener un impulso positivo, si bien moderado, y el empleo y consumo parecen haberse recuperado para reducir la expectativa de una doble recesión.

 

También México ha tenido un comportamiento económico sólido ante la crisis, creciendo por encima de lo esperado. Definitivamente ayudan los fundamentales de la economía y la sincronización de los ciclos manufactureros de ambos países.

 

Con respecto al peso, un mercado caracterizado por Banxico como “ordenado y líquido” lo ha llevado a valor que no corresponden a los fundamentales mexicanos. Este efecto se espera sea temporal y es posible que el peso se aprecie en cuanto se normalicen las ventas de activos de instituciones financieras que se han llevado a cabo con el objeto de llenar los huecos de financiamiento que provoca la crisis europea.

 

En este momento los mercados financieros mundiales se encuentran en una encrucijada hacia fin de año, en la que todavía pueden pesar fuertemente las malas noticias provenientes de Europa, sin embargo, la fortaleza de los datos norteamericanos y los precios de descuento en el que se encuentran muchas acciones con valor fundamental intrínseco pudieran también llevar a un rally navideño positivo que lleve a los índices accionarios a recuperar algo del valor perdido durante noviembre.

 

 

 

* Director de Análisis de Somoza-Finamex

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