En el momento en que MTV ingresó al quirófano, Britney Spears comenzó a preparar maletas para viajar a Latinoamérica. Casualidad o ciclo de vida. Cuando el fin de la historia fue decretado por Fukuyama, las ideologías se encontraban de fiesta. Casualidad o ciclo de vida.

 

Todo parece indicar que la palabra democracia ha mutado al terreno de la polisemia. El espectro de sus significados se amplía año con año; entre simulación, feria y burocracia, la más apropiada es la primera palabra. Ahora, en la simulación cohabitan “pueblo” y “soberanía”; “urnas” y “boletas”; “campaña y compromisos”; “diálogo y libertad”; “Estado y Plan Nacional de Desarrollo”; “gobernabilidad y alternabilidad”. Todo rasgo democrático cabe en la simulación. Pluralidad de vida, nos dirían los enterados.

 

Correcto. Todo sería magnífico pero existe un problema. El de la disipación del significado original de democracia. Muy lejos está la Atenas en blanco y negro. La Grecia de Platón y Aristóteles ha sido intercambiada por la de Papandréu y Papademos; el diálogo ocurre entre desempleados y pensionados con su futuro minimizado; la libertad se derrite como mantequilla en el desierto. Pero, al parecer, todo va bien.

 

Las arenas globales convergen en la simulación.

 

En la plaza Tahrir  de El Cairo no cantará Britney Spears, al menos por algunos años. Ahora mismo, entre la cantante y los Hermanos Musulmanes se encuentran los militares…simulando promesas de su viaje sin retorno (la misma carta de buenas intenciones que redactó Mubarak durante muchos años y que colocaba, todas las navidades en la parte superior de su árbol conmemorativo).

 

En México, el administrador del zócalo recibe peticiones del Sindicato de Electricistas, patinadores de hielo, museos itinerantes y los grupos Bronco y Morena, en efecto, los de Mario Alberto Esparza Jiménez y Andrés Manuel López Obrador, respectivamente. Todo va bien, excepto la saturación, también súbita, de los panteones. El problema de la oferta y la demanda fue llevado a la arena de los vicios ocultos y no ocultos.

 

En Estados Unidos los indignados dejaron la pantalla de las películas de Michael Moore para acampar en Wall Steet; en la City de Londres, se ha estrenado con éxito el portafolio de acciones conocido como Indigando; en la red, el mundo intangible, Anonymus teclea su palabra preferida: ataque. El mundo en un sencillo USB en manos de Assange. ¿Vulnerabilidad?

 

De ninguna manera, nos diría Hugo Chávez desde Caracas. Su petrodiscurso convence a más de uno de sus gobernados. Evo Morales se enfrenta a quienes votaron por él, todo, nos dice, por una carretera a precio verde. Ollanta Humala escucha con atención  las profecías de Toledo, invitado, recientemente, a las elecciones en Marruecos por sus rasgos democráticamente modélicos. En Argentina, Cristina Kirchner convenció al poderoso Hugo Moyano, líder del sindicato de camioneros, para conformar la Unidad Nacional. En Nicaragua, Ortega, el converso, leyó la letanía cristiana-electoral para abrazar a su pueblo.

 

Mientras esto sucede, en el foro de Davos (en enero) se seguirá modelando el futuro cuando, en realidad el presente ha dejado de tener conexiones con lo predecible. El mundo azaroso.

 

En Estados Unidos, el déficit de Obama lo aprovecha el Tea Party con su discurso No queremos al mundo. Y en Suiza como en Cuba, las pequeñas reformas los dejan irreconocibles. Un mundo extraño.

 

¿Qué sucedió para llegar al estado de caos en el que se encuentra la política global?

 

Los politólogos europeos se llevan las manos a la cabeza cuando los tecnócratas les quitan sus asientos de gobierno; se asombran del poder de Angela Merkel y se enternecen cuando ven desvanecer a Nicolas Sarkozy en los brazos de la nueva dama de hierro versión siglo XXI. Pero ellos lo buscaron.

 

La culpa no la tienen los tecnócratas, la clase política se fue de fiesta y cuando volvió los países habían cambiado. Más deuda y más aspiraciones. Más déficit y más deseos. Menos presente y poco futuro. Esto último nos lo reitera el 13 por ciento de los hogares griegos que no tienen ingreso.

 

El caso emblemático es la Italia de Berlusconi. Con una sociedad adormecida y un déficit público superior a la producción anual del país (PIB), las pandemias sociales comenzaron a manifestarse con el desempleo galopante. El actor simuló gobierno y vivió de fiesta en fiesta. Mario Monti llegó para convertirse en primer ministro, pero eso, ahora es lo de menos. Llegó para tomar la cartera de economía. Desde ahí gobernará para aplicar lo aprendido en el Banco Central Europeo.

 

En México, López Obrador tomó protesta como presidente no espurio en el zócalo. Su actuación fue emblemática, tanto, que no podrá reelegirse.

 

La clase política paga,  a largo plazo lo que la sociedad paga en el corto plazo. Como diría un clásico economista, no existen los desayunos gratis.

 

Lo más relevante del momento Egipto y Siria. En el primer caso, los militares tendrán que salir de la estela que dejó Mubarak; llegará la Sharía bajo los brazos de los Hermanos Musulmanes y, con ella, Estados Unidos e Israel se recostarán en el diván. Finalmente, Bashar Al Assad ingresa a nueva etapa de presión, la internacional detonada por la Liga Árabe y la Unión Europea.

 

Lo que venga, no será simulación.

 

 

fausto.pretelin@24-horas.mx   / @faustopretelin

 

 

One reply on “Entre Tahrir y el zócalo, Spears y los militares”

Comments are closed.