Querían evitar la foto juntos. La intención de marcar cierta distancia entre uno y otro fue patente cuando, al ingresar al auditorio Plutarco Elías Calles, Enrique Peña Nieto evadió el presídium y el andar al lado de Humberto Moreira, y fue a ocupar un lugar abajo –aunque en la primera fila ciertamente–, entre los que conforman su equipo más cercano y los cientos de mujeres que colmaban el lugar.

 

Magnífico era el ánimo de las priistas a la espera de sus líderes y de su nueva dirigente, Diva Gastélum. Guerra de porras entre estados y regiones, globos, tambores y batucada. Pero a la hora de la hora, sólo vieron aparecer a Humberto Moreira en el escenario. ¡Ni cuenta se dieron  que el mexiquense había ingresado por otra puertecilla a ocupar un lugar entre ellas!

 

En cambio lucían sus sonrisas en principalísimos lugares el líder de la fracción priista en la Cámara de Diputados, Francisco Rojas y el dirigente de la CNOP, Emilio Gamboa; el de los dineros del PRI, Jorge Estefan Chidiac. No tan sonriente –más bien atragantándose–, pero también bajo la marquesina, el líder de los burócratas, Joel Ayala.

 

No fue sino hasta unos diez minutos después, ya que había comenzado el acto en que habría de rendir protesta la sinaloense como lideresa de las mujeres del PRI, y que se había transmitido un documental en las pantallas, que la conductora del acto comenzó a mencionar el nombre de algunos de los presentes.

 

Y he aquí que en cuanto escucharon el nombre de Peña Nieto retumbó la gritería al punto del desmayo cual si se tratara de Justin Bieber  o de Luis Miguel. Pero no sólo eso, demandaron de inmediato a pulmón abierto: ¡Que-se-suba! ¡que-se-suba!”.

 

Imposible continuar el evento así. Al ex gobernador del estado de México no le quedó otra que subir al estrado y ocupar un lugar en él. Eso sí, no fue al lado de Moreira. Quedó entre ambos personajes la nueva lideresa de las mujeres.

 

Pero ya instalado ahí arriba, Peña pidió que ocupara también un lugar en el presídium, su operador incondicional en el PRI, el ex gobernador de Hidalgo, Miguel Osorio Chong.

 

Ya entrados en gastos, por ahí aparecieron Luis Videgaray, Ricardo Aguilar y los ex gobernadores de Durango y Sinaloa, Jorge Herrera Caldera y Jesús Aguilar Padilla.

 

Por lo que a las mujeres toca, presente la gobernadora yucateca Ivonne Ortega, aunque no la mencionaron.  Eso sí, la gran ausente –incluso se anunció que asistiría poco antes de que comenzara el acto—fue la ex presidenta del PRI, Beatriz Paredes. Nadie supo explicar el por qué.

 

Tales eran ayer los invitados a la fiesta, los que secundaron a los cenopistas (tuvieron un evento un par de horas antes)  en el comienzo de la “cargada”.

 

Y fue ahí precisamente, antes de clausurar el evento, que Peña Nieto tomó el micrófono y anunció que se registrará el próximo domingo para contender por la candidatura priista a la presidencia de la República.

 

No fue sorpresa, ¿verdad? Además va como candidato único, luego de la declinación de Manlio Fabio Beltrones. Nombre, por cierto, que ayer todos los presentes preferían evitar.

 

Entre tanto, Moreira y Peña apenas si se miraban. Pero esa actitud era tan sólo para el público. En privado, cuando el presidente del PRI recibió al mexiquense en el estacionamiento, el trato fue tan cordial como siempre. Pero ahí no había más cámaras que las oficiales.

 

 

Gemas: La palabra “unidad” aparecía en las banderas rojas que portaban las neolonesas. Pero nada mencionaban sobre el sonorense ni su consiguiente pregunta: “Unidad ¿para qué?”

 

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