El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi acudió hoy al Tribunal de Milán para asistir a uno de los tres juicios que allí tiene pendientes, en su primera aparición en la Corte milanesa tras presentar su dimisión.

 

El empresario, quien presentó su dimisión el pasado 12 de noviembre al presidente de la República, Giorgio Napolitano, no hizo declaraciones a los periodistas que le esperaban a su llegada al Palacio de Justicia de Milán, donde asistió a una nueva vista del juicio Mediaset, en el que se le juzga por supuesto fraude fiscal.

 

Según informan los medios italianos, Berlusconi se limitó a saludar a dos seguidoras que habían ido al Palacio de Justicia lombardo para mostrarle su apoyo y entró rápidamente en la sala para seguir el desarrollo de la vista.

 

El Tribunal de Milán juzga el caso sobre la compraventa de los derechos de transmisión de películas estadounidenses por parte de Mediaset (el grupo audiovisual de Berlusconi) bajo la sospecha de un aumento artificial del precio real de los derechos para evadir dinero al fisco y desviarlo a cuentas en el extranjero.

 

El juicio Mediaset se reanudó el pasado 28 de febrero, que, después de estar varios meses suspendido a la espera de que la Corte Constitucional, se pronunciara sobre el último escudo judicial de Berlusconi como jefe del Gobierno, la llamada ley del “legítimo impedimento” que quedó parcialmente invalidada.

 

Dado que ha dejado de formar parte del Gobierno italiano, Berlusconi ya no podrá acogerse a ese “legítimo impedimento” para ausentarse de las audiencias de los procesos que tiene pendientes ante el Tribunal de Milán en base a compromisos de agenda ineludibles.

 

Mediaset es uno de los tres juicios que Berlusconi tiene abiertos en el mismo tribunal, junto al proceso por el caso Mills (corrupción en acto judicial) y el de Ruby, en este último se le juzga por supuesto abuso de poder e incitación a la prostitución de menores.

 

Durante la vista de hoy, los jueces declararon prescritos sendos delitos de blanqueo de capitales supuestamente cometidos en 1994 por el banquero Paolo del Bue y el británico David Mills, el exabogado de Berlusconi.