A dos días de que se celebren las elecciones generales, en las que se prevé que la mayoría absoluta sea para el líder de derecha del Partido Popular, Mariano Rajoy, la prima de riesgo de España superó por un momento los 500 puntos, situándose por encima de Italia.

 

Este domingo 20 de noviembre se celebrarán las elecciones generales en el país, en un escenario crítico que se ha ido agudizando durante el gobierno del actual jefe del Estado español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

 

Durante los últimos años, la crisis ha ido en aumento y el desempleo ha superado la tasa de paro que alcanza el 21.56 %, el nivel más alto desde 1996 y un récord más desde que se desató la crisis en 2007, lo cual representa que cinco millones de personas están sin empleo.

 

Zapatero llegó al poder de una forma inesperada, ya que España cambió su intención del voto a raíz del 11-M, ataques terroristas ocurridos en la estación de tren de Atocha en Madrid el 11 de marzo de 2004, sólo tres días antes de celebrarse las elecciones.

 

El socialista logró en su primera legislatura una serie de cambios sociales en la cual modificó la ley del aborto, el matrimonio homosexual, la posibilidad de adopción para éstos y también impulsó la impopular aunque necesaria reforma de la ley anti tabaco. También logró cambios políticos, en cuanto no contó ni cedió ante partidos nacionalistas, lo cual era muy común por ambos partidos mayoritarios (el Partido Popular, de derecha; y el Partido Socialista Obrero Español, de izquierda).

 

Asimismo, consiguió retirar las tropas de Irak y poner una fecha límite para las de Afganistán, hecho que sirvió de ejemplo para otros países de la Eurozona.

 

Sin embargo, y como suele pasar en la mayoría de los gobiernos -al igual que le sucedió a José María Aznar en su segundo mandato-, Zapatero no supo lidiar con distintos problemas que fueron surgiendo, y que detonó en la crisis que se agudizó en 2008, que si bien no fue por culpa de su gestión, ya que esta situación se desató a escala mundial, sus continuas negociaciones y su intento por rebautizar la crisis como ‘desaceleración económica’, no ayudaron a salir de ella, lo cual acarreó duras críticas de la oposición y de diversos países de la Unión Europea.

 

El 2011 se ha caracterizado por ser un año de protestas en la península Ibérica. Desde que surgió el movimiento del 15 de mayo, el llamado 15-M, los jóvenes han salido a las calles a protestar por la falta de oportunidades y por un futuro que se percibe no muy alentador. Y aunque el movimiento se ha extendido a lo largo del mundo, los jóvenes no confían. Quizá la sociedad española dejó de creer en el PSOE, pero no ha dejado de creer en la izquierda.

 

Raúl Vélez, joven español de 23 años nacido en Galicia y radicado en Madrid, que convive día a día con migrantes latinoamericanos, vislumbra el cambio para España como necesario.

 

“Creo sinceramente que a España le hace falta un cambio de rumbo, pero Rajoy no me parece el indicado, no veo en él a un líder sólido y de confianza, me parece un títere de la derecha, alguien puesto a dedo y quien por cierto ya perdió dos elecciones”.

 

Al trabajar en un grupo hostelero con una plantilla de más de 150 trabajadores, la cual está formada casi en su totalidad por migrantes, considera que la política de Rajoy no será adecuada para este sector.

 

“No creo que sea bueno para los migrantes, él mismo lo dice en su programa: va a endurecer las leyes de inmigración -por si no estaban lo suficientemente duras ya-,  aunque no creo que se atreva a tocar a la gente que ya está instalada aquí, quizá la reforma aplique para la gente que pretenda llegar por vez primera. Aun así, va a imponer más trabas a los migrantes, sean nuevos o no, así que no va a ser nada benéfico para ellos”.

 

Al final, un pueblo con memoria, con una triste memoria arrastrada desde la Guerra Civil Española en los años treinta, pasando por los ataques de ETA y el recuerdo de sus muertos civiles, los españoles recordarán a Zapatero como un ejemplo de la España moderna y plural, aunque los tropiezos de los últimos años tendrán más eco en las generaciones que esperan tener un futuro, o por lo menos, volver a tener la esperanza de alcanzarlo.