Ayer la cadena de tiendas Wal-Mart de México reportó que sus ventas durante octubre crecieron 6.2% anual, un porcentaje por arriba de las previsiones que habían planteado los analistas financieros.

 

Un crecimiento así ha sido sorpresivo. Mientras que la economía crece a un ritmo poco menor al 4% anual, las ventas al menudeo de la mayor cadena de supermercados y restaurantes del país lo hace a un ritmo 1.5 veces superior.

 

La sorpresa es razonable dado que el entorno económico externo e interno de alta volatilidad, de desaceleración en la generación de empleos y de un crecimiento limitado en los ingresos reales de las familias, no parece favorecer una expansión significativa del consumo; sino todo lo contrario.

 

Entonces, ¿por qué este crecimiento importante en las ventas de Wal-Mart en octubre pasado?

 

Seguramente que hay un montón de factores que lo explica. Pero me parece que los dos más importantes tienen que ver con la gestión y estrategia aplicada en el negocio pero, sobre todo, con un elemento clave en el mercado del comercio al menudeo en el país: La competencia.

 

El mercado de los autoservicios en México es uno de alta competencia como pocos. Empresas como Wal-Mart, Soriana, Chedraui, Oxxo e, incluso, Comercial Mexicana, son jugadores que compiten ‘palmo a palmo’, ‘codo a codo’ por los clientes en una cancha bastante pareja.

 

En este mercado todos los días y todos los jugadores plantean innovaciones mercadotécnicas, tecnológicas y de servicio para atraer compradores nuevos o para incrementar el monto de sus tickets de compra. Y de eso se benefician los compradores generalmente con mayores opciones de compra y precios competitivos.

 

El crecimiento visto en octubre en las ventas de Wal-Mart es resultado, fundamentalmente, de un mayor monto de compra por cliente por una política comercial agresiva que le exige la competencia en su mercado.

 

Pero lamentablemente eso no ocurre en otros mercados del país. Esa disputa por los clientes y la consiguiente ganancia para los consumidores quisiéramos verla replicado en otros mercados en el que los consumidores mexicanos pagan sobreprecios por bienes y servicios de regular o mala calidad.

 

Allí está como ejemplo la distribución de medicamentos en la que dos  empresas concentran el 77% del mercado encareciendo fuertemente el precio al consumidor final, lo que ha provocado que incluso algunos laboratorios se decidan a ofrecer el envío de medicamentos costosos por mensajería al domicilio del paciente, logrando una reducción de hasta el 50% en el precio respecto al que se oferta en las farmacias.

 

¿Por qué no se rompe el duopolio en la distribución de medicamentos? O ¿en la televisión abierta? O ¿en la telefonía celular y fija? O ¿En la venta de cemento? O ¿En la venta de pan de caja?

 

Como lo acaba de mostrar Wal-Mart -y quizá también lo hagan Soriana, Oxxo o Chedraui- la mayor competencia en los mercados no solo beneficia a los consumidores optimizando sus recursos –porque obtienen menores precios y mejores productos- sino que también favorece en términos gruesos el crecimiento de la inversión, de la innovación y, finalmente, de la economía.

 

La estabilidad y el crecimiento sostenido también pasan por pugnar por mercados eficientes, sometidos a la sana competencia.

 

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