Viene a cuento reflexionar sobre el tipo de cambio de nuestra moneda, considerando las variaciones que hemos visto recientemente así como las angustias, temores y aventuradas conclusiones que dichos cambios provocan en buena parte de la población. Quizás no sea para menos, si tomamos en cuenta las dolorosas lecciones de nuestra historia económica en los últimos 40 años. En cualquier caso es interesante repasar, de la forma más sencilla posible, algunos conceptos relacionados con lo que podría considerarse nada más y nada menos que “el precio” de nuestra moneda: el peso del Peso.

 

El tipo de cambio de un país es, entre otras cosas, un indicador de la estabilidad económica del mismo, pues no sólo afecta la rentabilidad que los inversionistas recibirán de sus activos, sino que también determina el desempeño económico así como el nivel de comercio de un país: un tipo de cambio alto incentiva las exportaciones y disminuye las importaciones, impulsando el crecimiento de la economía, mientras que una moneda fuerte trae consigo un efecto contrario al mencionado.

 

El tipo de cambio se define como el precio de la moneda de un país en función de la moneda de otro. A pesar de depender del comportamiento de las divisas de otros países y de factores macroeconómicos de un país como la inflación (una menor tasa de inflación atrae más capitales, fortaleciendo el tipo de cambio) y las tasas de interés, agentes económicos como los bancos comerciales, las grandes empresas multinacionales, instituciones financieras y los bancos centrales juegan un papel fundamental al incidir en la oferta y demanda de divisas en el país (en especial de dólares, para el caso de México, debido al comercio con Estados Unidos y a la cantidad de transacciones que se realizan diariamente con dicha divisa). En términos de los factores que influyen en el tipo de cambio, resulta relevante diferenciar entre el comportamineto de corto y largo plazo. En el corto plazo la oferta y la demanda determinan el tipo de cambio. En el largo plazo, los determinantes son variables más fundamentales de la economía como la política monetaria, el déficit público y, en general, la capacidad de la economía de honrar sus deudas.

 

De esta forma, el tipo de cambio puede estar definido lo mismo por las condiciones macroeconómicas que por las condiciones prevalecientes en la oferta y demanda de dicha moneda en un momento dado, demanda que puede acentuarse en el caso de que las expectativas a futuro proyecten que dicho tipo de cambio será más alto. Paradójicamente, dichas expectativas llegan a materializarse precisamente porque una gran cantidad de participantes en el mercado la demandan provocando así el aumento de su “precio”. Esto quiere decir, en pocas palabras, que los tipos de cambio responden de forma inmediata a cualquier información relacionada con la evolución del valor de las divisas en el futuro, razón por la cual su comportamiento puede ser volátil, como lo ha sido en los tiempos recientes.

 

Lo anterior nos indica cómo el comportamiento del peso depende en gran medida de la aversión/inclinación al riesgo existente en los mercados extranjeros, pues ello afectará la rentabilidad de los activos de los inversionistas, además de las decisiones de los gobiernos,  lo cual influye tanto en la divisa del país extranjero como en el peso, en este caso.

 

Es importante señalar cómo el valor de una moneda, sea alto o bajo en relación a los términos de intercambio de un país con otro, hace que se lleven a cabo acciones importantes en las decisiones económicas y de política monetaria de un país. Un ambiente de competitividad cambiaria fundada en la baja producción global de los últimos meses, aunado a la incertidumbre predominante en los mercados, lleva a que países como Japón, recientemente, adopte medidas para debilitar su moneda en un intento por impulsar la economía nacional al incentivar sus exportaciones. China es otro ejemplo de un país cuya política monetaria se ha dedicado por mucho años ha subvaluar su moneda.

 

Por ello el valor de una moneda depende en gran medida de la confianza de los inversionistas. Es así que las reservas internacionales que el Banco Central mantiene, en este caso el Banco de México, son clave para enviar señales de fortaleza al mercado, pues de esta forma se puede confiar en que el Banco Central podrá intervenir en caso de que el valor del peso comience a variar considerablemente, lo que también influye en la valuación del peso. A final de cuentas y mas allá de las intenciones de “regular” el mercado, el Banco Central es un participante más que bien puede vender sus divisas cuando le parece que el precio es “excesivo” y adquirirlas cuando su precio sea atractivo.

 

El ambiente de incertidumbre vivido actualmente en el mundo, proveniente sobre todo de Europa, provoca que los inversionistas, temerosos de lo que pueda suceder, elijan refugiarse en el activo más seguro que conocen: los Bonos del Tesoro estadunidense, fortaleciendo de esta manera la moneda de dicho país que recientemente ha escalado en su valor, contrario a otras divisas como el peso.

 

A pesar de que la situación económica del país pueda ser estable, el peso ha experimentado una fuerte volatilidad en meses recientes, mientras se desarrolla la crisis de deuda soberana en Europa, lo cual evidencia de forma clara la dependencia que el peso, y cualquier otra moneda, guarda con el contexto global en el que se desenvuelve la economía.

 

A pesar de que se hayan tomado medidas en relación a la actual situación que vive Europa, el valor del peso se seguirá modificando a la par del ambiente económico de incertidumbre en aquél continente, cuestión que se verá expresada en las actitudes de los inversionistas y mercados. Así las cosas, seguiremos presenciando la tensión que existe entre la fortaleza y salud de los fundamentos de la economía (que respalda el valor de nuestra moneda) y las fuerzas especulativas del mercado. Ahora bien, algunos factores de nuestro actual contexto económico -caracterizado por una política fiscal responsable, el perfil saludable de nuestra deuda (que se compara muy favorablemente incluso con la de los países más desarrollados), el permanente flujo de divisas al país, lo mismo en remesas que por turismo, inversión extranjera o exportaciones, una tasa de interés competitiva y un creciente nivel de reservas internacionales- no están, para nuestra suerte, en el mismo “sube y baja” que la cotización del día con día de nuestro Peso. contorno

 

 

 

Referencias:

Krugman, Paul y Maurice Obstfeld. Economía Internacional, Teoría y política. Pearson Addison Wesley. 7° Edición. 2006

 

Bolsa y peso México caen, inversores se refugian en el dólar, Reuters, 31 octubre 2011

 

Jonathan J. Levin and Ben Bain, Steak Prices Drive Inflation Bets as Peso Slumps: Mexico Credit, Bloomberg, 27 octubre 2011

 

Retreat! Theemerging markets are winning the currency war. The Economist, 30 septiembre 2011

 

Mexican Peso Closes Stronger Vs Dollar On Europe Debt Talks, Wall Street Journal, 26 octubre 2011