En México existen acciones “terroristas aisladas”, pero no hay un conducta que sea empleada por los grupos criminales como una herramienta constante, como ha ocurrido en países como Colombia, con los cárteles de la droga o con Sendero Luminoso, en Perú, manifestó el experto en terrorismo de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen, Hernán Longo.
 
En opinión de este argentino, quien fue fiscal en su país y desde hace cuatro años reside en México, si bien es cierto que los ataques con granadas en Morelia del 15 de septiembre de 2008, los explosivos en vehículos en Ciudad Juárez, Chihuahua, y en Monterrey, Nuevo León; el ataque al casino Royale, o varias agresiones a  cajeros automáticos, están tipificados de acuerdo con los tratados internacionales como actos terroristas, de ninguna manera se vuelven una conducta para decir que en México hay terrorismo al nivel de otros países.
 
El especialista establece que no existe una definición universalmente aceptada de terrorismo, pero que éste se asocia con una posición ideológica, religiosa o política; “la consecuencia lógica es que hay tantas definiciones de terrorismo, como posiciones ideológicas existan”.
 
Al profundizar en el tema, dice que puede considerarse terrorismo cuando una organización se dedica a infundir terror mediante la violencia. Y que el fenómeno se ha asociado con grupos radicales, relacionados con posiciones de inspiración política, de las cuales son partícipes grupos armados o los llamados revolucionarios.
 
Las convenciones internacionales establecen también que el acto terrorista debe tener ciertas características que reflejan trasnacionalidad.
 
Longo apunta que los actos de terror ocurridos en México, se pueden contar con los dedos de una mano, y acota con relación al debate de si existe ya terrorismo en el país, que “hay que tener cuidado con las formas diferentes de ejercer la violencia; es distinto a lo de los cárteles colombianos o a los actos de islamistas, en esos sí hay terror”.
 
Apunta  con relación a los alcances de la legislación mexicana que va más allá de los tratados internacionales, porque en su artículo 139, el Código Penal Federal hace referencia al delito de terrorismo, con una definición más amplia.
 
El citado artículo señala que incurre en este delito quien utilizando sustancias tóxicas, armas químicas, biológicas o similares, material radioactivo o instrumentos que emitan radiaciones, explosivos o armas de fuego, o por incendio, inundación o por cualquier otro medio violento, realice actos en contra de las personas, las cosas o servicios públicos, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad para que tome una determinación.
 
Tras hacer la lectura del articulado, Longo pregunta que habrá que revisar cómo ha tipificado la autoridad federal a la cual le toca juzgar acciones como la de los granazados en Michoacán y el resto de las consideradas como destacadas.
 
 
Miedo no es terrorismo
 
Aclara que el miedo no es una exigencia para que exista terrorismo, pues no está establecido en los convenios internacionales. Es decir, por el sólo hecho de que genere miedo no va a pasar a ser un acto de terror.
 
“Los feminicidios provocan miedo, la ola de secuestros y extorsiones,  pero es distinto, lo otro es un estado de zozobra permanente, eso es terrorismo”.
 
Para él, lo de los carros que explotan en Ciudad Juárez, Chihuahua, o lo de Monterrey, es una táctica operativa militar, o el colocar explosivos en los carros, pero no una forma particular de ejercer la violencia, como ocurre en el Líbano, o como ocurría en los 80 en Colombia; ahí era todos los días, “acá son ataques focalizados, en servidores públicos, en políticos o contra militares”.
 
Ataques contra la población en general sólo Michoacán, este tipo de conductas son diferentes a lo que ocurre con los decapitados, con las mantas, con las fosas, ahí sí se puede establecer un patrón, argumenta.
 
Sobre los ataques a cajeros automáticos con explosivos en la Ciudad de México, dice que ese tipo de bombas caseras y lo de la explosión en una empresa de paquetería, implican manifestaciones ligadas con una ideología.
 
Cuando se le cuestiona con relación al presunto complot terrorista contra la embajada de Arabia Saudita en Estados Unidos, en el cual se habló de una relación del cártel de Los Zetas con una célula terrorista iraní, responde que desconoce el expediente sobre el tema para poder  opinar.
 
“Se me hace muy temerario hacer acusaciones como esa, una especulación de ese tipo, puede generar temor, una percepción de que hay terrorismo”.
 
Sostiene que este tipo de afirmaciones no están probadas, no  hay elementos para decir que un cártel mexicano se alíe con las redes terroristas, “no hay evidencias de que existan grupos ligados al terrorismo internacional en México, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió un documento en el cual señala que en México no hay grupos de ese tipo”.
 
Para este especialista de la UNODC, el discurso sobre el terrorismo va por dos carriles: la técnica jurídica y la percepción general; “el terrorismo es diferente, por eso hay que tener cuidado al hacer esas afirmaciones, porque  de lo contrario las incidencias en la percepción pueden provocar tergiversaciones, y cambiar las estrategias con las cuales se está atacando a esos grupos”.