El gran pendiente a unas horas de que empiecen a levantarse las encuestas nacionales que definirán quién al candidato a la Presidencia de “las izquierdas”, es saber quiénes integraran la muestra representativa que se va a encuestar: ¿le van a preguntar a la población abierta quién debe ser el candidato? ¿o van a encuestar sólo a aquellos que sean militantes o votantes perredistas?
 
Eso, que parece algo tan simple de resolver cuando se va a levantar una encuesta, aún no lo tienen resuelto en el PRD-PT y Movimiento Ciudadano; el mandato del Consejo Nacional perredista que aprobó ese método no dejó claramente precisado cual sería el público a consultar.
 
La metodología que propone Andrés Manuel López Obrador y de donde no se piensa moverse es que a los encuestados se les pregunte primero por qué partido votó en las últimas elecciones; si dicen ser votantes priistas o panistas, se les debe desechar y no pueden ser encuestados, solo si declaran ser votantes del PRD o independientes sin partido, se les levanta el cuestionario. La parte de Marcelo insiste, en cambio, que la consulta debe ser abierta a la población en general y sin distingo partidista.
 
No hay encuesta que les de, en este momento, a ninguno de los dos una ventaja clara; hay firmas que dan arriba a AMLO en población abierta, y otras dan en primer lugar a Marcelo Ebrard, pero ningún estudio les da, a ninguno, más de 4 puntos de ventaja. Lo que es un hecho es que la que se veía como ventaja de Ebrard a población abierta se ha diluido, lo cual complica todavía más el resultado de las encuestas.
 
Lo último que discutían anoche en las negociaciones es levantar dos encuestas, una de base y una espejo; otra propuesta era contratar a una firma internacional y a dos nacionales. En cuanto a los nombres de las encuestadoras extraoficialmente se afirma que Andrés Manuel pidió a Covarrubias y Asociados y Ebrard impulsaría a Parametría de Francisco Abubdis. Una versión indica que el jefe de Gobierno vetó a Consulta-Mitowsky.
 
En lo único que sí coinciden AMLO y Ebrard es que el resultado de las encuestas debe conocerse antes del 20 de noviembre de este año.
 
A unos días del levantamiento de los sondeos hay demasiados cabos sueltos y si no hay certidumbre en las reglas será difícil que llegue a buen puerto el método de las izquierdas. Todos esos detalles debieron resolverse desde la semana pasada, pero el conflicto en la elección de consejeros perredistas retrasó los acuerdos y ahora los equipos trabajan a contrarreloj para encontrar coincidencias.
 
Porque si no las encuentran, si van a las encuestas sin todos los detalles bien planchados, no habrá garantías de aceptación del resultado y con uno de los dos que cuestione, la “candidatura testimonial” de la que habló ayer el jefe de Gobierno del DF en su carta pública cobrara forma;  y las “izquierdas” serán sólo convidados de piedra al anunciado regreso del PRI.
 
NOTAS INDISCRETAS
Las presiones en Michoacán se intensifican: mientras del cuartel de Luisa María Calderón replantearon los términos para una alianza de facto en la que el perredista Silvano Aureoles decline a favor de la candidata panista, los del PRI le enviaron un nuevo mensaje al candidato del sol azteca el sábado pasado para que no acepte la declinación. Los sondeos internos confirman el cierre de la hermana del presidente que se acerca cada vez más al priista Fausto Vallejo y en ese final de fotografía que se ve venir, la pelea por quien logra convencer al perredista Aureoles se recrudece. Lo dicho: Silvano será el fiel de la balanza o el infiel, según se vea… Los dados repiten Serpiente. La semana promete.